Cuba ha empezado a "despenalizar" este mes de octubre el trabajo privado. Los cubanos ya no tendrán que seguir escondiéndose para ganarse la vida como pueden y quieren y no como dicta el Estado. Junto a ello, el empeño por el bienestar individual y no el único permitido --el de la redención de las masas--, va dejando de ser el más inmundo y aborrecible de los pecados ideológicos.

El trabajo privado o ser cuentapropista (en criollo) es uno de los elementos, junto al despido y el pago de impuestos, de la más importante reforma económica emprendida por el presidente Raúl Castro. En un plazo de tres años, un millón de trabajadores públicos quedará desempleado para ser absorbido en un 93% por la iniciativa privada.

Para el nuevo escenario económico, término oficial de la reforma, el Gobierno guarda todavía algunos ases bajo la manga. Uno de ellos consiste en permitir que los cubanos puedan salir a buscar empleo a otros países sin ser tildados de traidores, o lo que el humor nacional llama traidólares. Otro de los ases se basa en permitir el ingreso en el país de capital de apoyo a la iniciativa privada.

DIVISION CIUDADANA En sentido general, la ciudadanía se divide entre quienes aplauden la liberación del trabajo privado, porque lo ven como una continuidad del proceso iniciado por Raúl Castro cuando entregó tierras en usufructo, y quienes creen que son reformas aplicadas a regañadientes, como ocurrió en los 90 para sobrevivir a la caída del Muro de Berlín. De las 210.000 personas que se inscribieron en los más de 100 oficios privados aceptados entonces, solo lograron sobrevivir algo menos de 143.000 (el 68%).

"Nuevos ricos" fue la expresión empleada por el expresidente Fidel Castro al referirse a estos autónomos. Hace seis años, él mismo canceló la expedición de licencias para 40 empleos por cuenta propia. Estos días, el diario Granma insta a los cubanos a "alejarse de aquellas concepciones que condenaron el trabajo por cuenta propia casi a la extinción y a estigmatizar a quienes decidieron sumarse a él, legalmente, en la década de los 90".

Desde este mes, empezarán a quedarse sin empleo 500.000 personas. A los afectados se le darán varias opciones (agricultura, policía, construcción, maestros). El primer mes de su despido cobrarán el 60% del salario.

Antes, quienes quedaran "disponibles" podían seguir recibiendo su salario íntegro. Luego existió la incorporación al estudio como forma de empleo y la jubilación anticipada, que ahora ya son agua pasada. Al final del proceso de despidos habrán quedado en la calle el 25% de los actuales empleados estatales.