La celebración de la cumbre europea en dos ciudades distintas --Lisboa para la firma del tratado y Bruselas para las discusiones políticas-- ha duplicado el trasiego de aviones. Ante las críticas de los ecologistas por las emisiones de gases adicionales causadas por esa bicefalia de la cumbre, algunos líderes decidieron compartir el avión. Este fue el caso de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, Finlandia y Estonia, y Suecia y Dinamarca. Alemania defendió realizar toda la cumbre en Lisboa, pero Bélgica se opuso por miedo a perder el negocio que genera una cumbre.