El nuevo Tribunal Penal Internacional (TPI) inició ayer su andadura de forma solemne con el juramento de sus 18 jueces bajo la hostilidad manifiesta de Estados Unidos. El Tribunal, responsable de juzgar los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y el genocidio, arranca precisamente en vísperas de una guerra contra Irak, promovida por EEUU sin el respaldo de la comunidad internacional.

Los jueces del Tribunal --11 hombres y siete mujeres-- prestaron juramento en el recinto del Parlamento holandés en La Haya, en presencia del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, de la reina Beatriz de Holanda y numerosos presidentes de Gobierno y ministros de Asuntos Exteriores.

EEUU, AUSENTE

A pesar de que el embajador norteamericano fue invitado a la ceremonia por las autoridades holandesas, la Administración de George Bush se negó a enviar ningún representante oficial al acto. La primera decisión de los jueces fue elegir por unanimidad al canadiense Philippe Kirsch como presidente de la institución y a Akua Kuenyehia, de Ghana, y Elisabeth Odio Benito, de Costa Rica, como vicepresidentas. Kirsch, que presidió las negociaciones del tratado fundador del TPI, destacó en su discurso de investidura que el Tribunal "nace para proteger a los más débiles" y para acabar con los crímenes más odiosos de la humanidad.

NINGUN ESPAÑOL

Los 18 jueces, elegidos por periodos de 3, 6 y 9 años, proceden de todos los continentes, desde los grandes países, como Francia y Alemania, como de los pequeños, como Samoa o Letonia. España es el único de los grandes países de la UE que no cuenta con ningún juez en la etapa del Tribunal, tras retirar a su exembajador en la ONU Juan Yáñez-Barnuevo.

Kofi Annan señaló que el primer papel del nuevo Tribunal es de carácter disuasorio. "Hay que disuadir a quienes están tentados de cometer crímenes horribles o que son empujados por otros a cometerlos, haciéndoles comprender que un día deberán responder personalmente de esos actos", declaró Annan. "Sin justicia no hay lugar para la paz", recordó Annan en su intervención.

COMPROMISO EUROPEO

La Unión Europea (UE) reafirmó su compromiso con el TPI, que es un "avance capital para la comunidad internacional" y "constituye un medio esencial para promover el respeto del derecho humanitario internacional", declaró la presidencia griega.

La entrada en funcionamiento efectiva del Tribunal se producirá con la designación del fiscal de la institución, prevista para abril. Annan instó a los 89 estados que respaldan el TPI a "olvidar sus intereses nacionales y no fijarse en nada más que en las cualificaciones personales de los candidatos". "Necesitamos una persona del más alto calibre", insistió Kofi Annan.

El Tribunal, creado formalmente el pasado julio, ya ha recibido más de 200 denuncias, cuyo contenido se mantiene secreto. El fiscal será el responsable de decidir cuáles de ellas tienen base y son admisibles. Las competencias del TPI, sin embargo, no son retroactivas y sólo pueden aplicarse a crímenes cometidos desde julio del 2002. El principal obstáculo en la labor del TPI será la feroz oposición al mismo mantenida por EEUU, Rusia y China, tres de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto.

El exfiscal norteamericano en el Tribunal de Nuremberg, Benjamin Ferencz, que asistió a la ceremonia inaugural del TPI, criticó con dureza el boicot de su Gobierno a la naciente institución. "Los actuales dirigentes de EEUU parecen haber olvidado las lecciones que intentamos enseñar al resto del mundo", lamentó Ferencz.

"No se trata de proteger a soldados inocentes en misiones de paz contra malévolas denuncias, como aseguran, lo único que pretenden es impedir que se juzgue a los altos cargos responsables de la toma de decisiones", denunció Richar Dicker, director de Human Rights Watch.