Dos semanas después de un supuesto "infarto cerebral" y una precipitada "extremaunción" en el Hospital Militar de Santiago, Augusto Pinochet recibió ayer de sus más estrechos colaboradores la noticia que tanto temía: el Tribunal Supremo de Chile, siguiendo los pasos del Tribunal de Apelaciones, rechazó el recurso de amparo presentado por su defensa para evitar la orden de arresto domiciliario y el procesamiento del dictador ordenado el 13 de diciembre por el juez Juan Guzmán. El magistrado lo considera responsable de la muerte de nueve opositores durante la llamada operación Cóndor.

La votación en el Supremo fue reñida. Por tres votos a dos se impuso la idea de que el procesamiento dictado por Guzmán "cumple los requisitos establecidos" en el Código Penal. El tribunal hizo suyo el criterio del juez en el sentido de que Pinochet "puede desarrollar una adecuada defensa en su estado actual de salud. Por lo tanto, "no lo estima, por ahora, enajenado mental para poner término al proceso o extinguir su responsabilidad criminal".

Sus detractores celebraron con alborozo la noticia.