El unionismo radical, contrario al Acuerdo del Viernes Santo, ganó ayer las elecciones de Irlanda del Norte. El resultado en las urnas supone un espectacular salto hacia atrás para el proceso de paz y convierte en ingobernable a la provincia británica. Un hombre del pasado, el intransigente Ian Paisley, sustituye a partir de ahora en la mesa de negociaciones a David Trimble, como representante de la comunidad unionista.

Paisley ni siquiera acepta hablar con los republicanos del Sinn Féin, a los que llama "terroristas" y pretende renegociar con el primer ministro británico, Tony Blair, los pactos firmados hace cinco años. La nueva situación es un autentico quebradero de cabeza para Blair, al que muchos culpan del actual desastre, por convocar los comicios en el momento más inoportuno.

REUNION EN CARDIFF Blair y su homologo de la República de Irlanda, Bertie Ahern, se reunieron en Cardiff, para analizar el vuelco de la política norirlandesa. En su primera reacción a los resultados electorales, los gobiernos de Londres y Dublín subrayaron que los acuerdos de paz no son negociables

De los 108 diputados que forman la Asamblea autónoma, el Partido Democrático del Ulster (DUP) de Pasley obtuvo 30 escaños y el 25,7% de los votos, lo que significa una subida de 7,6 puntos. El Partido Unionista del Ulster (UUP) de Trimble logró 27 escaños y el 22,7% de los sufragios. La diferencia fue menor de lo que pronosticaban. Paisley no pudo robarle votos a Trimble, pero se benefició de la casi desaparición de las pequeños partidos.

En la comunidad nacionalista, se confirmó la rotunda victoria de los republicanos de Gerry Adams y el Sinn Féin, con 24 diputados y el 23,5% de los votos, lo que supone una subida de 5,9 puntos. También se ratificó el hundimiento de los moderados del Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), que logró 18 escaños y el 17% de los votos, cinco puntos menos que en 1998. Otros partidos pequeños sumaron nueve escaños.

Con la composición de la Asamblea salida de las urnas, Irlanda del Norte resulta ingobernable. El nuevo Ejecutivo, de poder formarse, tendría como ministro principal al adjunto de Paisley, Peter Robinson, y como número dos, al antiguo miembro del IRA y jefe negociador del Sinn Féin, Martín McGuinness.

SIN INSTITUCIONES Esa cohabitación imposible obligará a prolongar por tiempo indefinido la suspensión de las instituciones autónomas, dirigidas ya desde hace más de un año por el Gobierno del Londres. "A cualquiera que hable con el Sinn Féin lo expulsaré de mi partido", advirtió Paisley, que ayer vio cómo se cumplía un sueño que llevaba acariciando durante 30 años.

Trimble, el hombre al que el Gobierno británico ha tratado de mantener por todos los medios como la voz negociadora del unionismo, aseguró ayer que no abandonará la jefatura de su partido, desestimando las voces de los que han solicitado su dimisión. Por su parte, Gerry Adams, líder del Sinn Féin aseguró estar dispuesto a dialogar con Paisley. El próximo lunes, deberá iniciarse una nueva era de conversaciones.