Donald Trump va a nominar a Christopher Wray, que fue número 2 del Departamento de Justicia en la Administración de George W. Bush, como nuevo director del FBI. El anuncio, realizado en Twitter, tiene un timing cuando menos interesante. Todo Estados Unidos está pendiente del testimonio este jueves ante el Comité de Inteligencia del Senado de James Comey, el hombre al que relevará Wray si lo confirma la Cámara Alta, que fue fulminantemente cesado por Donald Trump hace ahora casi un mes en medio de la investigación del Rusiagate.

La comparecencia de Comey se ha definido ya como la Super Bowl de las vistas en el Congreso. Y buena parte se espera que se centre en las informaciones publicadas desde su cese de que Trump le habría pedido que relajara la investigación de potencial colusión de su campaña con Rusia mientras Moscú interfería en las elecciones estadounidense. En especial, Trump habría buscado que dejara de investigar a Michael Flynn, el Asesor de Seguridad Nacional que tuvo que dimitir en febrero tras solo tres semanas en su cargo tras revelarse que mintió sobre el contenido de sus conversaciones con el embajador ruso en Washington.

Justo el martes The New York Times y The Washington Post publicaron nuevas informaciones que apuntan a las supuestas presiones del presidente. Según el diario capitalino Trump habría pedido en marzo al Director Nacional de Inteligencia, Daniel Coats, que interviniera ante Comey para frenar la investigación sobre Flynn. El Times, mientras, publicó que un día después de que el presidente realizara directamente esa petición a Comey, el ahora exdirector del FBI pidió al fiscal general, Jeff Sessions, que no le volviera a dejar solo con el presidente. El rotativo neoyorquino también ha publicado que Sessions, con quien Trump está rabioso por el hecho de que se haya recusado de todo lo relacionado con la investigación sobre Rusia, llegó a ofrecer su dimisión al presidente, aunque este la rechazó.