El presidente de EEUU, Donald Trump, ha cumplido la promesa que hizo al primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, y a partir de hoy, la embajada de su país en Israel estará en Jerusalén. Trump no visitará la ciudad santa para la inauguración, pero ha enviado a su hija Ivanka y a su yerno, Jared Kushner, para que le representen. La enviada de honor explicó en las redes sociales que vuelve a Jerusalén «con gran alegría». «Estamos deseando celebrar el 70 aniversario de Israel y su brillante futuro. Rezaremos por el infinito potencial del futuro de la alianza entre EEUU e Israel y por la paz», anunció.

La hijísima asistió ayer en Jerusalén a la gala de recepción ofrecida por Netanyahu a una delegación de 250 estadounidenses, integrada por el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, congresistas, miembros de la administración y rabinos. Netanyahu había invitado a 800 personas, entre ellas, 86 diplomáticos extranjeros. Los embajadores de la UE boicotearon el acto, con excepción de Austria, Hungría, República Checa y Rumanía.

La UE mantiene que las embajadas en Israel tienen que situarse en Tel-Aviv, ya que según el derecho internacional, la parte este de Jerusalén está ocupada por Israel y debería ser la capital del futuro Estado palestino. La comunidad internacional no reconoce Jerusalén como capital de Israel, pero Trump ha roto el consenso. La gala de Netanyahu coincidió con las celebraciones del Día de Jerusalén, jornada en la que los israelís conmemoran la «reunificación» de la ciudad, ocupación a ojos de la ley internacional. Miles de personas, especialmente colonos, inundaron la ciudad vieja.

Las medidas de seguridad en la ciudad se han reforzado, sobre todo en el centro y el barrio de Arnona, donde se sitúa la embajada de EEUU. «Unos mil policías se desplegarán en Arnona y el área de la embajada, estamos coordinados con los servicios de seguridad de EEUU», explicó el portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld.