Nicolás Maduro y el chavismo encontraron inesperadamente la prueba incontrastable sobre los peligros que acechan a la nación y la necesidad de actuar en consecuencia: Donald Trump aseguró que no descarta intervenir en Venezuela. Desde su club de golf en Bedminster, en Nueva Jersey, el presidente de Estados Unidos hizo saber sus posibles planes. “Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesario", dijo y agregó, por si hiciera falta: “una opción militar es algo que, ciertamente, podemos perseguir…tenemos tropas en todo el mundo, en lugares que están muy lejos. Venezuela no está muy lejos. Y la gente está sufriendo y están muriendo”.

Trump se había reunido previamente con el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson; el asesor de seguridad nacional, H. R. McMaster; y la embajadora estadounidense ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley. Consultado luego por la prensa si se trataría de una operación contra Venezuela liderada por Washington, no quiso dar detalles. “No vamos a comentar sobre eso”, contestó. El revuelo ya había sido causado.

Respuesta de Caracas

Las palabras de Trump tuvieron un amplio eco en los medios periodísticos de Caracas. La respuesta del Gobierno no provino en este caso de Maduro sino del ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino López. “Yo, como soldado, junto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y junto al pueblo, estoy seguro de que todos estaremos en primera fila defendiendo los intereses y la soberanía de nuestra amada Venezuela”, señaló acerca de un potencial “acto de locura” y “supremo extremismo” de la Casa Blanca.

Padrino López fijo su posición en un contexto estrictamente militar: al informar que habían sido capturados el excapitán Juan Caguaripano Scott y el primer teniente García Dos Ramos Yefferson, responsables de la incursión armada contra un fuerte del Ejército en el centro del país, perpetrada el pasado domingo. Durante el ataque calificado de “terrorista” fueron abatidos dos integrantes del “asalto paramilitar” que, según las autoridades, había sido planificado en Miami con colaboración interna.

Apenas horas antes de que Trump esbozara ante los medios su hipótesis militar, Maduro había expresado ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) su deseo de establecer un diálogo directo con su colega norteamericano sobre la base de “relaciones de respeto y en términos de igualdad”. Maduro reveló haber instruido a su ministro de Exteriores, Jorge Arreaza que “inicie gestiones” con vistas a concretar “una conversación personal con Trump” en corto plazo.

Sectores de la oposición temer ahora que las expresiones de Trump puedan servir como pretexto para un mayor endurecimiento político del chavismo.

Perú expulsa al embajador venezolano

En este contexto, el Gobierno peruano expulsó al embajador de Venezuela acreditado en Lima, Diego Alfredo Molero Bellavia. El ministerio de Exteriores tomó la decisión tras considerar “inaceptables” unas recientes declaraciones de Maduro alusivas al presidente Pedro Pablo Kuczynski, a quien llamó “ciudadano norteamericano”. Caracas rechazo de inmediato la medida y consideró que Kuczynski “se ha convertido en un enemigo de la Patria de Bolívar, al interferir continuamente en los asuntos internos de Venezuela”. Según el Gobierno chavista, las actuales autoridades peruanas tratan de “torpedear el avance de la Unión Latinoamericana desde la inequívoca vocación de sus pueblos hermanos”.