No hay pruebas de que Donald Trump haya obstruido la justicia pero indicios no faltan. Este jueves ‘The New York Times’ ha desvelado que el presidente de Estados Unidos ordenó en junio despedir a Robert Mueller, el fiscal especial nombrado solo unas semanas antes para dirigir la investigación sobre si el equipo de campaña del republicano o el mismo Trump se confabularon con Rusia mientras el Kremlin interfería en las elecciones estadounidenses.

Según la exclusiva del rotativo, basada en información de cuatro fuentes anónimas, y que ‘The Washington Post’ ha confirmado luego con dos fuentes, el principal asesor legal de la Casa Blanca, Donald F. McGahn, se negó a ejecutar la orden de cese y amenazó con abandonar su cargo. McGahn no habló directamente con el presidente pero dejó saber a los ayudantes de este su opinión de que el despido de Mueller tendría un efecto catastrófico en la presidencia. Solo entonces Trump decidió no seguir adelante con su orden.

McGahn sí había accedido antes, según desveló hace unas semanas también el 'Times', a la petición de Trump de presionar a su fiscal general, Jeff Sessions, para que no se recusara de cualquier investigación del Rusiagate. Pero Sessions se inhibió en marzo, en un paso que indignó a Trump, después de que se confirmara que había mentido, o al menos ocultado información, sobre dos encuentros con el embajador ruso en Washington.

Al mes siguiente, el 9 de mayo, el presidente despidió fulminantemente al director del FBI, James Comey, que entonces estaba al frente de la investigación y que luego denunció que Trumo le había pedido “lealtad”. Ocho días después del cese de Comey, Mueller fue nombrado fiscal especial.

Conflictos de interés

Para argumentar el cese de Mueller, según el 'Times', Trump intentó alegar que el respetado exdirector del FBI tenía al menos tres conflictos de interés. Uno era que Mueller dejó de ser miembro de un club de golf de Trump en Virginia tras una disputa sobre el precio de la membresía. Otra que es una firma privada en la que trabajó había representado a su yerno, Jared Kushner. Y otra es que fue entrevistado para volver a dirigir el FBI el 8 de mayo, la víspera de ser nombrado fiscal especial.

A lo que apuntan las informaciones de los medios, no obstante, es a que Trump estaba furioso ante la posibilidad de que Mueller expandiera su investigación para incluir también las finanzas del magnate inmobiliario y su organización.

Uno de sus abogados, Ty Cobb, encargado de la relación de la Casa Blanca con Mueller, se ha negado a comentar la exclusiva del diario neoyorquino y en un comunicado ha asegurado que lo hace “por respeto a la oficina del fiscal especial y a su proceso”.

De momento Mueller ha imputado a cuatro personas en la investigación, incluyendo el exasesor de seguridad nacional de Trump Michael Flynn. Esta misma semana se ha sabido que ha entrevistado a Sessions, a Comey y al director de la CIA, Mike Pompeo. Y el miércoles Trump aseguró que está “impaciente” por ser entrevistado por Mueller y se ofreció a declarar bajo juramento.