Tras un agotador tira y afloja --en especial en torno al reconocimiento de Chipre--, Turquía aceptó ayer por la tarde las condiciones impuestas por la Unión Europea (UE) para iniciar las negociaciones de adhesión el 3 de octubre del 2005. La cumbre de Bruselas concluyó sentando las bases para integrar por primera vez en la UE a un país musulmán dentro de 10 o 15 años, lo que expandirá las fronteras europeas hasta el Cáucaso e Irán.

"Hoy estamos escribiendo historia, una historia que tendrá un significado crucial en los años venideros y que va a afectar al futuro de Europa y del siglo XXI", declaró el primer ministro holandés y presidente semestral de la UE, Jan Peter Balkenende. "Es un nuevo comienzo para Europa y Turquía", apuntó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. "Este día será recordado", añadió el responsable de la política exterior y de defensa de la UE, Javier Solana. Para el primer ministro británico, Tony Blair, la oferta a Turquía demuestra que "no hay choque de civilizaciones entre el mundo cristiano y musulmán".

GESTO SIMBOLICO Tras numerosos contactos bilaterales entre la presidencia de la UE y Turquía y de reuniones a diferentes bandas entre los principales líderes, los Veinticinco obligaron a Chipre a ceder en sus exigencias y a conformarse con un gesto simbólico por parte de Turquía.

El Consejo Europeo sólo exigió a los turcos que se comprometieran a firmar el protocolo de adaptación de los Acuerdos de Ankara sobre la unión aduanera al ingreso de los 10 nuevos miembros de la UE, antes del inicio de las negociaciones de adhesión, el 3 de octubre del 2005. Esto evitó a Ankara la humillación de tener que rubricar allí mismo esa medida, como reclamaba Chipre. La firma del protocolo supondrá un reconocimiento implícito de Chipre, pero "no es un reconocimiento legal formal", como afirmó la presidencia holandesa, aunque destacó que "es un paso importante para alcanzar ese objetivo".

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, logró también suavizar el alcance del apartado referido a las cláusulas de salvaguardia permanentes que podrán aplicarse a Turquía después de su adhesión.

CRITERIOS Turquía tuvo que aceptar la imposición de unas condiciones de negociación más duras que las aplicadas a los países del este o a Chipre. La UE podrá fijar "criterios indicativos" que Ankara deberá cumplir antes de que se abra la negociación, y la adhesión podrá quedar sometida a "periodos transitorios prolongados, excepciones, disposiciones específicas o cláusulas de salvaguardia permanentes" en las políticas agrarias, en las ayudas regionales y en la libre circulación de personas.

Las negociaciones, además, no podrán acabar hasta que la UE pacte el marco presupuestario para después del 2014, y podrán suspenderse en caso de violación "grave y persistente" de la democracia, las libertades y los derechos. Todos los líderes reconocieron que las negociaciones serán largas y muy complejas. Pero la mayoría se mostraron convencidos, como el presidente francés, Jacques Chirac, de que se llegará a "un matrimonio" entre la UE y Turquía favorable.

Pero no todos los líderes abandonaron la cumbre satisfechos. El canciller austriaco, Wolfgang Schussel, principal opositor a la apertura de negociaciones con Turquía, anunció que someterá a referendo la aprobación de la futura adhesión de Turquía. Esto supone una amenaza importante para Ankara, porque el 62% de los austriacos se opone ferozmente a esa adhesión.