Turquía y Armenia disputaron ayer un partido de fútbol previo del Mundial 2010 donde el juego quedó en un segundo plano. Lo más importante sucedió en el palco, donde los presidentes armenio, Serj Sarkisian, y turco, Abdulá Gül, seguían los movimientos de la pelota dándose mutua compañía. Era el símbolo de las nuevas relaciones entre ambos países, cuya primera piedra puso Gül el pasado año al visitar Ereván, capital armenia, para el partido de ida entre las selecciones armenia y turca.

La de ayer fue la primera visita de un presidente de Armenia a Turquía con el objetivo de tratar asuntos bilaterales y, sobre todo, fue el primer acto conjunto tras la firma, el fin de semana en Zúrich, de los protocolos destinados a normalizar las relaciones entre dos países enfrentados desde hace casi un siglo. La oposición nacionalista turca continúa criticando el deshielo entre Turquía y Armenia, así como Azerbaiyán, aliado de Ankara y enfrentado con el Gobierno de Ereván. Ayer el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, recibió a una delegación de diputados azerís que viajaron a Ankara para protestar contra el acuerdo turco-armenio.

Para evitar incidentes diplomáticos y controlar así el ambiente del estadio, las autoridades turcas reservaron la mitad de las 18.000 plazas del estadio Atatürk de Bursa a sus propios invitados, y se prohibió introducir pancartas o cualquier bandera que no fuese la de los equipos en juego. Solo unos pocos miles de entradas fueron puestas a la venta en Turquía con el fin de impedir que la peña Texas, formada por seguidores nacionalistas del Bursaspor, el equipo local, copase las gradas.

"COMO TERRORISTAS" Numerosos aficionados se congregaron ante el estadio para exigir que se pusiesen a la venta más entradas. "Somos víctimas de la política, nos tratan como si fuésemos terroristas y lo único que queremos es ver a la selección", se quejó Can Menekse.

A medida que se acercaba la hora del partido, grupos de jóvenes con banderas de Azerbaiyán se acercaron al estadio y, en medio de un ambiente tenso por la presencia policial, corearon eslóganes panturquistas. Para los nacionalistas, Turquía y Azerbaiyán son "dos estados y una sola nación", por lo que el acuerdo con Armenia supone una traición a los hermanos azerís. "Creemos que Turquía está actuando de forma equivocada al establecer relaciones con Armenia sin que se haya resuelto la invasión de Alto Karabaj", explicó Polat, un estudiante azerí.

No todo fueron gestos negativos. Las principales patronales de Turquía y Armenia se reunieron y acordaron "impulsar las relaciones económicas" entre los dos países, que aún son escasas debido al cierre de fronteras.