Los líderes de la UE abren hoy peligrosamente enfrentados la negociación final de la primera Constitución europea en la cumbre extraordinaria en Roma. El respaldo global al proyecto de Constitución acordado en junio en la cumbre de Salónica se ha transformado en las últimas semanas en una ofensiva de los futuros miembros del Este, con el respaldo de España y algunos de los pequeños socios actuales, para descomponer la reforma consensuada por la Convención.

Los puntos más conflictivos son: la futura composición de la Comisión Europea, el sistema de votos en el Consejo de Ministros, la instauración de una presidencia estable de la UE, el desarrollo de la política de defensa y la cristianidad de Europa.

Los seis fundadores de la UE --Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo--, junto a Gran Bretaña, Dinamarca y Suecia apoyan el proyecto como "compromiso equilibrado", que puede precisarse en algún punto, pero sin rehacer su sustancia.

Los 10 nuevos miembros de la UE, además de Austria, Finlandia y Portugal reclaman que se mantenga el principio de un comisario con voto por país en el Ejecutivo comunitario y se oponen a la Comisión Europea reducida.

España, Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia se oponen a que las decisiones en el Consejo de Ministros se adopten por una mayoría simple de países que agrupe al menos al 60% de la población de la Unión Europea.