Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco consensuaron anoche en la primera jornada de la cumbre europea establecer una pausa en el proceso de ampliación de la Unión Europea (UE), después de la incorporación el próximo 1 de enero de Bulgaria y Rumanía. Ante la creciente hostilidad de los ciudadanos a la integración de nuevos países por el desembarco masivo de los países del Este, los dirigentes coincidieron durante la cena en que "el ritmo de ampliación debe tener en cuenta la capacidad de la UE para absorber a nuevos miembros".

Los Veinticinco reconocieron que no pueden producirse nuevas adhesiones de estados hasta que la UE pacte una reforma institucional que le permita funcionar con eficacia y superar la creciente parálisis de sus instituciones. "Una buena integración europea requiere que las instituciones de la UE funcionen de modo eficaz", resalta el proyecto de conclusiones de la cumbre elaborado por la presidencia finlandesa. El presidente francés, Jacques Chirac, argumentó que antes de aprobarse nuevas adhesiones, la UE debe asegurarse de que dispone de recursos financieros suficientes y de que la integración del nuevo socio cuenta con el respaldo de los ciudadanos comunitarios.

RETRASOS La nueva línea política de la UE retrasará la adhesión de Croacia como mínimo hasta el 2010 y ralentizará al máximo el proceso de negociación con Turquía. Los líderes de los Veinticinco respaldaron precisamente en la reunión el bloqueo parcial de las negociaciones con el Gobierno turco, hasta que Ankara levante su veto a los barcos y aviones chipriotas, que vulnera los acuerdos de unión aduanera de la UE con Turquía. La nueva estrategia también condenará a Macedonia, Albania, Bosnia, Serbia y Montenegro a una larga espera antes de poder iniciar las negociaciones de adhesión a la UE.

El presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, reconoció durante la cumbre que "las ampliaciones preocupan a la opinión pública". Borrell también advirtió de que la paralización de la integración política tras el rechazo francés y holandés de la Constitución europea diluye el proyecto europeo.

TIEMPO PERDIDO Borrell defendió que debe preservarse lo esencial del Tratado Constitucional y destacó que "nadie ha cuestionado las reformas institucionales previstas" en el mismo. "Ya hemos perdido demasiado tiempo. No perdamos más", urgió Borrell a los líderes, tras señalar que el nombre del tratado es lo menos importante.

En la misma línea, la cancillera alemana, Angela Merkel, declaró que los países europeos cometerían "un error histórico" si no logran preservar la "sustancia" del Tratado Constitucional de aquí a las elecciones a la Eurocámara de junio del 2009. Merkel aseguró que Alemania, que asume la presidencia semestral de la UE el próximo 1 de enero, hará todo lo posible para lograr que el contenido esencial del Tratado Constitucional pueda entrar en vigor.

BLOQUEO Sin embargo, las posibilidades de reforma institucional chocaron con la intransigencia soberanista de Gran Bretaña, Polonia y la República Checa. Los tres países rechazaron la propuesta de la presidencia finlandesa de reformar la toma de decisiones en la UE en materia de justicia e interior para superar la parálisis que impone la unanimidad. Londres, Varsovia y Praga se opusieron tajantemente a que las decisiones sobre cooperación policial y judicial penal dejen de adoptarse por unanimidad para tomarse por mayoría cualificada, una posibilidad que permite el actual tratado.