Los líderes de los 27 países de la Unión Europea (UE) firmaron ayer el nuevo Tratado de Lisboa, que reforma las instituciones comunitarias y revitaliza el proyecto político europeo. La firma del nuevo tratado cierra la crisis más grave de la historia de la UE, que ha mantenido paralizada a Europa durante dos años y medio, tras el rechazo del proyecto de Constitución europea por los referendos de Francia y Holanda. El nuevo tratado refuerza los derechos de los ciudadanos, mejora el funcionamiento democrático de la UE y dota a Europa de medios para hacer frente a los principales desafíos mundiales del siglo XXI.

La ceremonia de la firma se desarrolló en el monumental claustro del monasterio de los Jerónimos en Lisboa, teñido con la luz azul de la bandera europea. El presidente semestral de la UE y primer ministro portugués, José Sócrates, destacó que el nuevo tratado hará "más fuerte a la UE" para responder a las expectativas de los ciudadanos, defender los valores de libertad y solidaridad y promover la economía europea en un mundo en plena transformación radical.

RATIFICACION El presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, urgió a los líderes de los Veintisiete a una rápida ratificación del tratado para que pueda entrar en vigor el 1 de enero del 2009. Todos los países, salvo Irlanda, van a ratificarlo vía parlamentaria, lo que reduce el riesgo de un nuevo rechazo popular, como ocurrió con el proyecto anterior. Pero el referendo en Irlanda mantiene una sombra de incertidumbre, ya que los irlandeses ya rechazaron el anterior Tratado de Niza.

En un gesto para congraciarse con los euroescépticos, el primer ministro británico, Gordon Brown, no estuvo presente durante la ceremonia y firmó el tratado a escondidas y en solitario. Los conservadores británicos denuncian que el nuevo tratado es una réplica del proyecto anterior.

Esta es precisamente la misma razón por la que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, respalda con entusiasmo el nuevo tratado, porque "recoge toda la sustancia" de la fallida Constitución.

Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete volverán a reunirse hoy en Bruselas para celebrar la cumbre que cierra la presidencia portuguesa de la UE. El punto más conflictivo de la reunión será la discusión sobre cómo reaccionar ante la prevista declaración unilateral de independencia de Kosovo. La presidencia portuguesa propone que la UE exprese su disposición a "desempeñar un papel de primer plano en el refuerzo de la estabilidad de la región y en la aplicación de un acuerdo que establezca el estatuto de Kosovo", pero evitando mencionar la cuestión de la independencia.