Nunca como ayer un líder racista y sin representación en el Parlamento británico como Nick Griffin, jefe del Partido Nacional Británico (BNP), había disfrutado de tanta publicidad. Griffin y su formación de extrema derecha, en la que solo se admiten afiliados blancos, acapararon portadas de diarios y declaraciones en el Parlamento, provocando un debate que acabó con protestas en la calle.

Centenares de manifestantes antifascistas forcejearon con la policía ante las puertas de los estudios de la BBC en Londres para tratar de impedir su participación en Question time , el programa político más importante y antiguo de la televisión británica. El Tengo una pregunta para usted en versión inglesa fue grabado a primera hora de la noche y debía comenzar a emitirse a las 22.30 (una hora más en España).

El jefe ultraderechista confiaba en atraer con su presencia en el plató un récord de donativos para su partido y desprenderse del áurea de apestado que se ha ganado a pulso. Griffin no está vetado en la BBC ni en otros grandes medios de comunicación británicos. Ahora, sin embargo, la BBC ha dado un paso que, según quienes critican la decisión, legitima a una formación que hasta hace poco negaba el Holocausto, considera a los homosexuales unos degenerados, pregona la supremacía blanca y quiere cerrar la puerta a los inmigrantes y repatriar a los que ya están en el país.

Los directivos de la cadena pública respondieron que, después de que el BNP ganara el pasado junio dos escaños en el Parlamento Europeo, la BBC no tenía otra opción que tratar a Griffin como a otro partido minoritario y legal. "La responsabilidad de la BBC es cumplir con su compromiso de imparcialidad. La realidad es que, en las europeas, el BNP obtuvo dos escaños, el 6% de sufragios y casi un millón de votos", dijo el subdirector del ente, Mark Byford.

El malestar se extendió al Parlamento y al Gobierno, con sus miembros divididos. El primer ministro, Gordon Brown, defendió la participación de Griffin, porque "cualquiera que escuche lo que el BNP tiene que decir comprobará que se trata de un mensaje inaceptable".

"UN ERROR" La viceprimera ministra, Harriet Harman, en cambio, dejó claro que la invitación le parecía un error. "En este país estamos muy orgullosos de nuestro compromiso con la libertad de expresión, pero también de nuestro compromiso contra el racismo. Lo cierto es que el BNP es un partido racista".

Como Harman piensan también el responsable de Interior, Alan Johnson; el ministro para Gales, Peter Hain, y un buen número de diputados. Jack Straw, a cargo de Justicia, no tuvo inconveniente en participar en el debate junto a Griffin.