El presidente de EEUU, George Bush, se vio forzado ayer a aceptar la retirada de su candidata al Tribunal Supremo, Harriet Miers, rechazada visceralmente sobre todo por la ultraderecha republicana. Es un duro golpe para el presidente y le llega en mal momento, pues la Casa Blanca se prepara para encajar posibles procesamientos a alto nivel por la revelación ilegal hace dos años de la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame.

La razón ofrecida por Miers fue la necesidad de no entregar a los senadores encargados de confirmarla en el cargo documentos internos de la Casa Blanca, relativos a las actividades como consejera legal de Bush. M. H.