Unicef denunció ayer que miles de niños huérfanos tras el maremoto que ha devastado el Sureste Asiático pueden caer en manos de mafias que se dedican al tráfico de menores. El organismo internacional y el Gobierno de Indonesia (el país más afectado por esta práctica) están preparando varias medidas para evitar el rapto de niños para ser prostituidos, explotados laboralmente o dados ilegalmente en adopción.

El presidente de Unicef en España, Francisco García Bueno, declaró ayer a este diario que "casos concretos todavía hay muy pocos", pero advirtió de que el peligro existe. Estos días corren por los países afectados mensajes de móvil (SMS) que ofrecen la venta de niños. Uno de esos mensajes llegó a la oficina de Unicef en Malasia, indicando que 300 niños huérfanos de Aceh (Indonesia) estaban en venta. "El Sureste Asiático es una zona donde el tráfico infantil era ya muy frecuente antes de los tsunamis y la catástrofe no ha hecho otra cosa que acentuar esta amenaza, puesto que los niños son el grupo más vulnerable y muchos mafiosos pueden aprovechar su situación de desamparo", explicó García Bueno.

´NO´ A LAS ADOPCIONES Para evitarlo, el Gobierno de Indonesia ha prohibido las adopciones. "Estamos estudiando otras medidas con los gobiernos afectados como puede ser el cierre de fronteras para evitar que los niños puedan salir de algunas regiones sin sus padres", dijo el presidente. Este organismo, según García Bueno, tiene cuatro prioridades para los niños en la zona devastada: darles atención médica y alimentos, identificar a los menores para buscar familiares, recuperar las escuelas donde puedan recibir educación y atención psicológica, y protegerlos de las redes de tráfico de menores".

Para lograrlo, Unicef está abriendo centros de recogida "ya que el mayor factor de riesgo se da cuando están desamparados", explicó el dirigente de Unicef, quien calcula que la catástrofe puede haber afectado a 1,5 millones de niños. El Gobierno de Indonesia cifró en 35.000 los huérfanos en ese país.

Un portavoz de Unicef en la zona devastada, John Budd, explicó que habían confirmado el caso de un niño que fue secuestrado en Aceh y trasladado hasta Medan, capital de la provincia de Sumatra del Norte.

Pese a esta llamada de alerta de la organización, el comisario europeo de Cooperación, el belga Louis Michel, dijo que "por ahora no hay prueba de tráfico de niños en Aceh". Otras organizaciones como Cruz Roja y la Fundación Intervida se manifestaron en el mismo sentido. "En el estado indio de Tamil Nadu, el más afectado en este país, no tenemos noticias de este asunto, pero ésta es una zona dedicada a la pesca y que no destacaba por el turismo sexual como ocurre en Indonesia o Tailandia", explicó a este diario el delegado en Asia de Intervida, Roque Grau.

El Gobierno indio ha prometido, además, ayudas de hasta 500.000 rupias (unos dos millones de pesetas) para cada afectado por el tsunami. En el caso de los niños, este dinero se ingresará en una cuenta bancaria que será tutelada por el Estado.

CONMOCIONADO El mayor riesgo de desaparición de niños se concentra en Aceh, la zona más afectada por la catástrofe. Precisamente, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, sobrevoló en helicóptero esa región y quedó horrorizado. "Nunca había visto algo así, ni siquiera en la guerra. Hemos visto por televisión las imágenes, pero ser testigo directo te da una idea real de lo que pudo suceder cuando llegó el tsunami, la muerte y la destrucción", aseguró el veterano militar.

"No puedo imaginar el horror de esa gente cuando escucharon el ruido y luego la ola acabó con sus vidas", añadió.

CAPITAL ARRASADA El maremoto ha provocado la muerte de más de 146.000 personas, de las que más de 94.000 perecieron en la región de Banda Aceh, epicentro del seísmo. Esta ciudad se ha convertido en el centro de una operación humanitaria mundial sin precedentes, a la que llegan diariamente toneladas de agua, comida y medicamentos que reparten las diferentes agencias de la ONU, organizaciones no gubernamentales y ejércitos.

"La costa ha sido completamente arrasada, incluyendo pueblos y aldeanos", explicó el funcionario de la ONU, Jan Egeland. A Banda Aceh llegan a diario familiares de los miles de desaparecidos con la esperanza de encontrar a sus parientes. Las paredes de la oficina de coordinación levantada tras la catástrofe están empapeladas con miles de fotos de desaparecidos que, probablemente, ya no aparecerán.