El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha logrado unir en la furia a pequeños productores y terratenientes. Pero son los primeros los perjudicados con los impuestos a las exportaciones. La ausencia de una política diferenciada para cada sector ha sido aprovechada por los grandes dueños de la tierra que, aunque recortadas sus ganancias, siguen gozando de gran rentabilidad.

Al Gobierno se le hace muy difícil negociar por separado con los pequeños productores. Los "grandes" juegan a recuperar parte del poder. La presidenta sabe que, si cede, sufrirá algo más que una severa derrota.