La crisis desatada por la operación militar colombiana en territorio ecuatoriano que acabó con la vida de Raúl Reyes, número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se agravó ayer. Colombia anunció que denunciará ante la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA) el apoyo que Ecuador y Venezuela brindan a la guerrilla. Después de que Ecuador expulsara al embajador colombiano en Quito, Bogotá acusó a sus vecinos de "albergar a terroristas" y "violar la normativa internacional".

El presidente colombiano, Alvaro Uribe, optó por no enviar al Ejército a las fronteras con Venezuela y Ecuador, pese a que estos países lo han hecho. El presidente venezolano, Hugo Chávez, ordenó el domingo movilizar a 10 batallones, y Ecuador decidió ayer enviar a 3.200 soldados a una provincia fronteriza con Colombia. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, ha convocado para hoy una reunión del Consejo de la organización para analizar la crisis.

OFENSIVA Colombia ofreció primero "excusas" al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tras los hechos del sábado. Pero una vez que Correa consideró el ataque contra el campamento improvisado de las FARC como "la más grave, artera y verificada agresión" contra su país, el Gobierno colombiano pasó a la ofensiva como parte agredida.

El director de la policía colombiana, el general Oscar Naranjo, sacó a la luz documentos supuestamente decomisados a Reyes que probarían los vínculos de la guerrilla con el ministro de Interior ecuatoriano, Gustavo Larrea. También reveló que, según esos documentos, Chávez habría aportado 300 millones de dólares (197 millones de euros) a la guerrilla, y que las FARC han adquirido 50 kilos de uranio.

"Nosotros no tenemos relaciones con grupos irregulares y lamentamos mucho este intento de involucrarnos", respondió el viceministro de Defensa ecuatoriano, Miguel Carvajal.

"MALA NOTICIA" El ministro de Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, afirmó ayer que la muerte de Reyes "no es una buena noticia", ya que era "el hombre con el que hablábamos y teníamos contactos" con el propósito de liberar a Ingrid Betancourt. Por su parte, EEUU respaldó a sus aliados colombianos.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió de urgencia con sus ministros y habló con su colega argentina, Cristina Fernández. Por su parte, el Gobierno español hizo ayer un llamamiento "a la calma" y "al diálogo" entre Colombia, Ecuador y Venezuela, al observar "con preocupación" los hechos tras la muerte de Reyes.