En los prospectos de las dosis de la vacuna de la viruela que empezaron a inyectarse 6.000 trabajadores de Connecticut que se han ofrecido voluntarios deberían aparecer otros compuestos además del virus vaccinia : ética, política y dinero.

"La política (de vacunaciones) es principalmente un esfuerzo por propagar el miedo y conseguir apoyos para la guerra contra Irak", escribía este domingo en The New York Times Hal Martin, un especialista en enfermedades infecciosas de Minneapolis que decía también: "Si soy vacunado, seré cómplice de una política a la que moralmente me opongo y pondré innecesariamente en peligro mi salud".

DUDAS DE LOS EXPERTOS

Las dudas del doctor Martin se reflejan en el informe que el prestigioso Instituto de Medicina envió al Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDCP), la semana pasada.

Los 15 expertos del instituto han llamado la atención sobre los riesgos de una vacuna que provoca reacciones graves en 40 casos de cada millón, llegando a ser mortal en uno o dos de esos casos. Y recuerdan que la vacuna --que contiene el virus de la viruela y, por lo tanto, podría contagiarse-- puede hacer reaparecer una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente erradicada en 1979.

Además, el informe alerta de que quienes sufran reacciones no podrán acceder a compensaciones económicas por los gastos médicos ni por la pérdida de ingresos si faltan al trabajo, una de las razones por las que también se oponen los sindicatos de enfermeras. En el documento se pide que no se ponga en marcha una segunda fase --en la que se vacunará a otros 10 millones de trabajadores, incluyendo a bomberos y policías-- hasta estudiar los efectos en esta primera tanda.

Aunque oficialmente se asegura que las recomendaciones se tienen en cuenta, el plan sigue adelante tal y como lo diseñó en su momento el presidente George Bush, que ya recibió el mes pasado su vacuna. Por el momento, 20 estados norteamericanos han pedido ya sus dosis de vacunas.