Ayer, el juez Juan Guzmán cruzó las puertas de una mansión fortificada, que custodian al sujeto más odiado de Chile. En sus manos portaba un cuestionario cuyas respuestas son de sobra conocidas. ¿Quién nombró al jefe de la tristemente célebre DINA, al general Contreras, hoy convicto y que no ha vacilado en señalar a Pinochet como su amo y mentor? ¿Quién daba las órdenes de secuestrar, torturar y hacer desaparecer? ¿Quién decidía cómo se repartía el botín confiscado a las víctimas? ¿Quién daba las órdenes de secuestrar y asesinar fuera de las fronteras, con atentados terroristas cometidos en Italia, Argentina y EEUU, como estrategia de la llamada operación Cóndor y que contó con la complicidad de otras dictaduras latinoamericanas y de la CIA?

El general Contreras y algunos oficiales, hoy en prisión, han indicado con claridad más que precisa a Pinochet como instigador del terrorismo y los asesinatos. Tal vez, finalmente, por fin llegará la primavera al país de las grandes alamedas.

*Escritor.