El representante de la Santa Sede en la conferencia, monseñor Paul Josef Cordes, realizó una de las intervenciones más críticas contra la guerra y la ocupación militar de Irak de cuantas se escucharon ayer. La organización le concedió 10 minutos para su discurso, el doble que al resto.

Cordes pidió a los ocupantes, con el Gobierno de George Bush a la cabeza, que tengan en cuenta la "dignidad de los que sufren" y actúen "sin humillar" a los iraquís: "El apoyo de otros países a veces crea desconfianza en los golpeados por los desastres, si no contempla el valor del ser humano y pone como prioridad el desarrollo de un programa".