Los líderes de los Veintisiete iniciarán hoy una cumbre clave para el futuro de la Unión Europea (UE) muy divididos sobre cómo superar la recesión económica y sobre cómo repartir los esfuerzos nacionales para luchar contra el cambio climático.

La presidencia francesa de la UE reconoció ayer que "la negociación será muy difícil" sobre la penalización de las emisiones de gases contaminantes de la industria, la respuesta comunitaria a la competencia de países extracomunitarios contaminantes y el mecanismo de solidaridad con los países del Este.

Los líderes deberán alcanzar un compromiso que haga realidad los ambiciosos objetivos de la UE de reducir un 20% las emisiones de gases contaminantes en el 2020 respecto a su nivel de 1990, reducir el consumo energético en un 20% en el horizonte del 2020 y lograr en esa fecha que el 20% de la energía proceda de fuentes renovables.

La UE se juega su credibilidad internacional en esta cuestión. Si la cumbre no define de manera clara cómo se logrará la reducción de las emisiones de gases responsables del calentamiento del planeta, los Veintisiete no podrán impulsar el nuevo acuerdo mundial para combatir el cambio climático que se quiere pactar en Copenhague en diciembre del 2009, como continuación de los actuales Acuerdos de Kioto.

El apartado sobre energías renovables está ya consensuado, al igual que el compromiso más genérico de reducir el consumo de energía. Las principales discrepancias se centran en la propuesta de hacer pagar a las industrias por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) que emitan a partir del 2013.

La división de los Veintisiete afecta también a las medidas de reactivación. La presidencia francesa, con el apoyo de Gran Bretaña, presionan para que todos los estados realicen un gran esfuerzo de inversión pública para impulsar el crecimiento y la creación de empleo. Alemania, que ha aprobado una inyección de 32.000 millones de euros en dos años, se opone a comprometer más fondos para no desestabilizar sus cuentas públicas.

GASTO PUBLICO El plan de reactivación propuesto por la Comisión Europea tampoco ha conseguido un respaldo generalizado. Varios países, como Alemania, se niegan a que la cumbre avale un compromiso de gasto público cifrado en 200.000 millones. Alemania, Holanda y Polonia, entre otros, rechazan, además, la propuesta de la Comisión Europea de destinar a inversiones los 5.000 millones no gastados del presupuesto comunitario.