Las elecciones en las que 17 millones de venezolanos escogerán mañana a 22 gobernadores, 328 alcaldes y 233 legisladores regionales entre más de 8.000 candidatos están pasadas por agua. Las lluvias, riadas y aludes dejaron ayer al menos siete muertos en los alrededores de una capital caótica, obligaron a suspender o reducir los cierres de campaña y enrarecieron aún más el clima electoral al sacar a flote las quejas de los dos bandos que medirán sus opuestas concepciones de país en las urnas.

Los candidatos cambiaron ayer sus agendas y se dedicaron a visitar las zonas afectadas de los municipios que aspiran a gobernar. Pero en lugares como en el barrio de Colinas de Santa Mónica, aislado por dos derrumbes , los vecinos se quejaban de que no se habían presentado las autoridades. "Estamos incomunicados", dijeron con sorna.

Muchos de los que se movían por una Caracas de tráfico trancado mostraban su desazón ante las carencias y las subidas diarias de precios. Sobre todo las amas de casa, que resaltan que "hay que patear mucha calle para hacer una compra completa". A pesar de que el país superó la crisis de desabastecimiento de productos básicos que sufría el año pasado, resulta difícil encontrarlos todos en un solo supermercado. "Si en uno hay azúcar, entonces le falta el café; si tienen arroz, no hay caraotas frijoles", comentó una señora. Y otra añadió: "Pero en todos nos bajan de la mula nos atracan".

La especulación y el lento arribo a los puertos de los productos importados --casi todos-- complica el abastecimiento. La existencia de un mercado negro de cambio monetario los encarece aún más. Los comentarios se vienen centrando en el futuro económico del país, sobre el que muchos ven nubarrones a medio plazo: devaluación, escasez, desempleo, superinflación... "Ese discurso de profecía da réditos políticos en lo inmediato", dijo un vecino de un barrio enlodado. Y su acompañante bromeó: "Como siempre, la oposición apuesta a que el petróleo llegue a cero para que Chávez lo acompañe en su caída".