Una marea roja, tóxica y maloliente inunda varios pueblos del oeste de Hungría debido a un vertido procedente de una fábrica de aluminio. El Gobierno declaró ayer el estado de emergencia en tres condados (provincias). El accidente causó al menos cuatro muertos, seis desaparecidos y 116 heridos, y aunque a última hora las autoridades afirmaban que lo peor había pasado, está por ver si sus efectos sobre el ecosistema del Danubio pueden convertirse en una catástrofe ecológica.

El vertido se produjo el lunes a causa de la ruptura de un dique de la balsa de contención de una planta de aluminio de la localidad de Ajka, 165 kilómetros al oeste de Budapest. La sustancia derramada, conocida como barro rojo, es un residuo generado en la producción de aluminio. Contiene silicio, hierro, plomo y otros metales pesados y es muy tóxico, corrosivo y alcalino, lo que motivó la declaración del estado de emergencia en los condados de Veszprem, Gyor-Moson-Sopron y Vas.

ARRASTRADOS Los fallecidos --un hombre, una mujer y dos niños-- fueron arrastrados por el lodo formado por el agua y más de un millón de metros cúbicos de esa sustancia química, que se llevó por delante viviendas, puentes y automóviles en siete pueblos próximos. Los heridos sufrieron quemaduras e irritaciones por el contacto con el plomo y otros elementos corrosivos. Los hospitalizados eran 62, ocho de ellos en estado grave.

En Devecser fueron evacuadas más de 400 casas inundadas. En Kolontar (900 habitantes), el lodo cubría hasta las rodillas. Pero los daños personales y materiales no son los únicos motivos de preocupación. "Es una catástrofe ecológica", afirmó el secretario de Estado de Medio Ambiente, Zoltán Illés, quien indicó que el vertido amenaza tres ríos, incluido el Danubio, al que puede llegar en cuatro o cinco días, según han calculado los técnicos.

Para tratar de evitar que la sustancia tóxica se extienda, los equipos de rescate arrojaban ayer desde helicópteros yeso sobre el lodo y diferentes productos neutralizadores sobre el río Marcal, afluente secundario del Danubio. Centenares de bomberos y soldados fueron movilizados, así como equipos de limpieza con palas excavadoras.

RESERVAS DE AGUA "Afortunadamente, las reservas de agua potable son muy profundas y no han resultado afectadas", dijo el ministro del Interior, Sandor Pinter. Aun así los expertos estiman que, en el mejor de los casos, el barro rojo va a esterilizar la mayor parte del suelo con el que entre en contacto (unos 40 km2) y matará a todos los peces del tramo del río Marcal afectado.

Las causas del accidente aún no se conocen. Mientras la empresa MAL, dueña de la fábrica, hablaba de un "problema técnico", Illés apuntaba a que una "sobreproducción" habría llenado demasiado la balsa hasta provocar que el dique cediera. Producir una tonelada de aluminio genera casi tres de barro rojo.

Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) expresaron su alarma. "Es un accidente sin precedentes que afecta profundamente al ecosistema", dijo el director adjunto de WWF en Hungría, Gabor Figeczky, para quien todavía es pronto para evaluar sus efectos sobre el terreno, pero "algo es seguro: los metales pesados no desaparecen de un día para otro".