“Nosotros no estaremos impasibles mientras Venezuela está en una dictadura”, dijo en Buenos Aires el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Para Pence, “nosotros” quiere decir Washington y sus aliados latinoamericanos. Su advertencia trató de contemplar el rechazo regional a una intervención militar como la sugerida por Donald Trump sin que eso suponga el abandono de las presiones contra Caracas. Tras reunirse con el presidente argentino Mauricio Macri, a quien consideró una suerte de adalid de la causa por la democracia en Venezuela, Pence dijo que ese país es una amenaza para Washington. Y a su vez habló acerca de los peligros de que la crisis venezolana derive en algo peor.

“Un Estado fallido no conoce límites. Un Estado fallido en Venezuela conducirá al aumento del narcotráfico con sus asesinas y criminales consecuencias, esparciéndose por Latinoamérica y Estados Unidos”. Eso no solo comprometería “nuestras fronteras” sino que afectaría “nuestras economías”, poniendo en riesgo “la prosperidad y bienestar de todos los que llamamos el hemisferio occidental nuestro hogar”, afirmó Pence.

Para resolver estos problemas, Washington necesita del concurso activo de América Latina. “Todos somos necesarios”, apuntó el vicepresidente de EEUU. Lejos de la capital argentina, pero en la misma línea argumental de Pence, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, aseguró que el “peligro” que viene de Venezuela es una combinación de fuerzas compuestas por “los cubanos, los rusos, Irán y Hezbollah”. En declaraciones a Fox News, Pompeo dijo que la Casa Blanca “se está tomando muy en serio este caso”.

LA RESPUESTA DEL CHAVISMO

El chavismo no se ha demorado en contestarles. De un lado, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció una realización de nuevos ejercicios militares los próximos 26 y 27 de agosto. El nombre elegido no deja dudas: Maduro decidió bautizarlos Soberanía Bolivariana 2017. Los ejercicios son de carácter “cívicomilitar” y con el propósito de fortalecer la “defensa integral armada”. Pero a la vez, el Gobierno y el Estado piensan en endurecer más las penas contra la oposición interna en la medida que se radicalice.

El presidente de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno, propuso ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) castigos de hasta 50 años de cárcel para quienes cometan el delito de “traición a la patria”. Por su parte, el flamante defensor del Pueblo, Alfredo Ruiz, sugirió también mayores severidades contra aquellos que elaboraron “informes falsos exagerando el número de fallecidos” durante las manifestaciones antigubernamentales para “justificar una intervención” extranjera.

LOS ENEMIGOS PERFECTOS

Ramón Muchacho, el alcalde de Chacao que fuera recientemente destituido y condenado a 15 meses de cárcel por el TSJ, se convirtió para el chavismo en el perfecto ejemplo del modo en que se inclina a presentar genéricamente a sus adversarios. Muchacho descartó la posibilidad de una salida democrática en Venezuela. “Cuando Trump lanza esa advertencia (la de la intervención militar), le está lanzando una papa caliente a los Gobiernos de la región (…) Puede ser que no haya otras alternativas”, dijo a la CNN.

Chacao ha sido el epicentro de las protestas violentas con sus barricadas, cortes de calles e incluso uso de explosivos. Mientras, Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional y uno de los dirigentes más duros de la Mesa de Unidad Democrática, estimó que la oposición debe hacer lo posible para que no se consume la amenaza de Trump. No obstante, especuló con que, en caso de no poder evitarse, Maduro saldría de inmediato del poder. “Nuestras Fuerzas Armadas están destruidas (…) Esos soldados todos gordos no podrían ni levantar un fusil (…) Los pusieron a vender cocaína”, dijo. Las autoridades chavistas están complacidas: han encontrado en dirigentes como Muchacho y Guevara la excusa más esperada para invocar la existencia de una conjura interna y externa.