Cuatro carros de combate de EEUU vigilan la entrada de Al Miqdadiya, ciudad de 300.000 habitantes, con mayoría de población shií, situada a 80 kilómetros la noreste de Bagdad, en la provincia de Diyala. El sargento Tony Stewart informa de "cinco ataques" ocurridos en los últimos días: uno con lanzagranadas anticarro, tres con artefactos explosivos y un ataque suicida.

Según Stewart, "un hombre en bicicleta se inmoló el pasado domingo", pero el hecho, según los habitantes, tuvo lugar a un centenar de metros del control. Mohamed Abdalá, tranquilamente sentado delante de su casa, opina que podría tratarse de "un pescador de los que utilizan explosivos en esta región".

ATAQUES CONTINUADOS

Al norte de la ciudad, en la base americana, el teniente Pete Rachal reconoce que hay "mucha actividad" contra sus fuerzas. El domingo por la tarde, uno de sus convois fue atacado. "Respondimos y seguimos nuestro camino", añadió. Las fuerzas de EEUU no intentaron seguir a sus atacantes.

Pero pese a las agresiones, los militares están más preocupados por el regreso a su país. El soldado de primera clase Ned Mcwhirter se siente solo y el tiempo se le hace largo. "No sabemos lo que pasa, no vemos la televisión ni escuchamos la radio. Tenemos derecho a una llamada telefónica cada 20 días a nuestras familias". En esta región fronteriza con Irán, la Cuarta División de Infantería sigue rastreando el terreno en busca de Sadam Husein y de sus partidarios.