Cientos de miles franceses, muchos de ellos estudiantes, salieron ayer a las calles de las principales ciudades para protestar contra el nuevo contrato para jóvenes del Gobierno del primer ministro, Dominique de Villepin, en caída libre en los sondeos desde que en enero dio a conocer la impopular reforma. Con el éxito de la movilización, Villepin ve pulverizarse la imagen de hombre de consenso que se había forjado frente al ultraliberal ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, su potencial rival para la candidatura de las presidenciales del 2007.

"Es el mundo al revés", clamaba ayer uno de los cientos de miles de estudiantes que salieron a las calles del país para protestar contra el polémico contrato de primer empleo (CPE) para jóvenes menores de 26 años. El principal sindicato del país, la CGT, afirmó que el número de manifestantes había superado el millón de personas. La policía habló de 396.000 manifestantes.

UN EXITO MAYOR La manifestación de ayer tarde en París congregó a más de 200.000 personas. En Nantes salieron 100.000 manifestantes y 50.000 en ciudades como Brest o Burdeos. En todo caso, la movilización en todo el país fue mucho mayor que la registrada durante la primera convocatoria contra el CPE, el pasado 7 de febrero.

La sensibilización del sector estudiantil y de los jóvenes en general, únicos destinatarios del CPE, les ha llevado a liderar este movimiento de rechazo a la política de empleo del Ejecutivo, con el objeto de colocar contra las cuerdas a su primer ministro y forzarle a que renuncie a esta nueva modalidad contractual, que, según denuncian, "no hace sino fomentar la precariedad".

La batalla por el empleo y para reducir una tasa de paro que ronda el 10 % de la población activa es la prioridad que Villepin se marcó el pasado mes de junio al llegar al Gobierno. Desde entonces, las modalidades de contratos no han dejado de sucederse. Villepin no está dispuesto a suprimir lo que, considera, son medidas que flexibilizan el mercado laboral y que crean nuevos puestos de trabajo.

Esta aparentemente inquebrantable postura es la que mantuvo ayer en su intervención en la Asamblea Nacional, al asegurar que no retirará dicho contrato, si bien dejó la puerta abierta a discutir nuevas propuestas.

15 PUNTOS MENOS Entre la firmeza y una tímida voluntad de concertación con los agentes sociales, Villepin trata de mantener el tipo a poco más de un año de las presidenciales del 2007. Sin embargo, su cota de popularidad no deja de bajar y ya está acusando los efectos de sus reformas. El último sondeo dio el lunes a Villepin el 37% de opiniones favorables, una caída de 15 puntos en tres meses.

Al malestar de una juventud que critica la "incomprensión" de sus dirigentes, se sumó el apoyo de sindicatos y de partidos de la oposición que han hecho de este contrato el caballo de batalla de su lucha contra el programa económico y social del Gobierno. Con esta presión en la calle, los socialistas esperan que, como pasó en 1994 con el contrato de inserción profesional de Edouard Balladur, el actual Ejecutivo acabe por prescindir de él. El líder del Partido Socialista, (PS), Fran§ois Hollande, que participó en la marcha de París, anunció "otras movilizaciones".

Además de las 160 manifestaciones, los sindicatos de funcionarios convocaron diferentes paros y huelgas en los servicios públicos, que tuvieron un seguimiento del 9,6%. El tráfico aéreo también se vio alterado por la huelga de controladores.