El enrevesado y misterioso caso Clearstream convirtió ayer a Dominique de Villepin en el segundo jefe de Gobierno que declara ante la justicia en Francia. Desde primera hora de la mañana, Villepin respondió --en calidad de testigo-- a las preguntas de los jueces Henri Pons y Jean Marie d´Huy, encargados de instruir el caso. Los magistrados intentan desentrañar la trama de acusaciones falsas dirigida aparentemente a desprestigiar al ministro de Interior y candidato de la derecha en las próximas presidenciales, Nicolas Sarkozy.

Todo comenzó a principios del 2004, cuando la justicia francesa recibió listados falsificados de cuentas bancarias en las que figuraban como titulares los nombres de Sarkozy, otros políticos, empresarios e industriales. Las falsas cuentas --de la sociedad luxemburguesa Clearstream-- convertían a los implicados en beneficiarios de supuestas comisiones ilegales por la venta de un lote de fragatas a Taiwán en 1991.

Cuatro personas han sido imputadas, entre ellas el amigo de Villepin y entonces vicepresidente del grupo europeo de aeronáutica EADS Jean-Louis Gergorin, quien ha admitido ser quien envió los listados a la justicia. ¿Caso cerrado? Nada más lejos de la realidad. Ciertas actuaciones del dirigente son aún un misterio, y aunque ayer acudió ante los jueces como testigo, no se descarta que tarde o temprano lo haga como imputado.

Los jueces Pons y D´Huy estaban interesados en saber por qué Villepin --entonces ministro de Exteriores-- encargó la primera investigación de los listados al general Philippe Rondot, y por qué en secreto, acudiendo a un antiguo experto de los servicios secretos franceses que dependía del Ministerio de Defensa. Según las notas incautadas al general, en enero del 2004 se reunió en París con Villepin y Gergorin. El nombre de Sarkozy salió a colación. Una frase atesora todo el interés que el caso ha despertado entre los franceses. La pronunció esa tarde Villepin: "Si aparecemos, el presidente y yo, saltamos". Se refería, por supuesto, a Jacques Chirac.

SOLO FALSIFICACIONES Pero más extraño aún es que Villepin hubiera ordenado a los servicios secretos una segunda investigación en julio del 2004, al hacerse cargo de Interior, cuando Rondot ya le había informado que era un caso de falsificaciones. Villepin ha sostenido siempre que actuó "en el marco" de sus funciones como ministro y que nunca ha hecho nada para desprestigiar a Sarkozy. Ambos mantuvieron una pugna por hacerse con la candidatura presidencial del 2007. Políticamente, se odian.

El martes, Villepin se declaró ansioso de declarar tras haber sido víctima de "calumnias". Los jueces ya han interrogado a la ministra de Defensa, Mich¨le Alliot-Marie, y al exprimer ministro Jean-Pierre Raffarin.