El primer ministro francés, Dominique de Villepin, se considera víctima de "una campaña innoble de calumnias y mentiras" en el caso Clearstream , la trama de corrupción que sirvió para acusar a políticos, entre ellos al ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, y a otras personalidades, de recibir comisiones ilegales en cuentas secretas en el extranjero. Esta trama se reveló como un montaje en el que presuntamente está implicado Villepin, que ayer contratacó reafirmando que no tiene nada que ver, y se declaró dispuesto a rendir cuentas ante la justicia.

Con ocasión de la sesión de control al Gobierno en la Asamblea Nacional, el primer ministro negó de nuevo su implicación en el asunto y reiteró que "nunca" ordenó a los servicios secretos espiar a Sarkozy. Por lo tanto, no piensa dimitir. "Quiero decir solemnemente que nada me distraerá de mi deber como primer ministro al servicio de los franceses", afirmó. "Esto es demasiado", enfatizó Villepin, que se mostró "profundamente herido" por la campaña orquestada en su contra.

Sarkozy se limitó a declarar que "piensa llegar hasta el final" en el proceso judicial que ha iniciado para conocer la verdad, pero dejó claro que no desea "provocar una crisis política", algo que ya es un hecho en el seno de la propia mayoría y para la oposición de izquierdas en general. El primer secretario del Partido Socialista (PS), Fran§ois Hollande, volvió a reclamar ante los diputados la "dimisión" del primer ministro, a la vista de su "silencio" ante las graves acusaciones que circulan en la prensa.

RECIBIR A LOS JUECES Pero Villepin está dispuesto a recibir en Matignon a los jueces de instrucción que, en un registro en el Ministerio de Defensa, descubrieron la prueba sobre la presunta participación del primer ministro en la orden dada al jefe de los servicios secretos, el general Philippe Rondot, de investigar la lista de personalidades sospechosas de corrupción denunciadas en una carta anónima.

Se sabe que hubo una reunión, el 9 de enero del 2004, en la que participó Villepin, entonces ministro de Exteriores, y el general Rondot. Este último declaró haber recibido órdenes de Villepin, quien, en nombre del presidente, Jacques Chirac, le ordenó investigar a Sarkozy, según el diario Le Monde . Luego, en declaraciones al rotativo Le Figaro , Rondot desmintió haber recibido esa orden de Villepin. Ahora, el general Rondot atribuye a un colaborador del primer ministro la creación del montaje para acusar a Sarkozy.

NUEVAS FILTRACIONES Para complicar más las cosas, el diario Le Monde continuó ayer con la publicación de extractos de un informe del general Rondot que confirma que Villepin no mencionó en ningún momento el nombre de Sarkozy. Por ese motivo, el primer ministro afirmó que "nada justifica" su dimisión, como se viene reclamando con insistencia en la prensa y en el Parlamento. Declarándose "consternado" e "indignado" por la "campaña de rumores y de calumnias" destinada a "ensuciar la democracia", Villepin reconoció que muchas preguntas siguen sin respuesta.