La amenaza de que el próximo martes sea un día negro en Francia, con huelgas convocadas ya en los transportes públicos parisinos, los ferrocarriles y el transporte aéreo, no parece afectar al primer ministro, Dominique de Villepin, que persiste en negarse a retirar el contrato de primer empleo (CPE), aunque acepta negociar los puntos más criticados. Así lo señaló ayer a los diputados de su partido, la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), a los que recibió para consultarles y explicar su posición.

Al término de la reunión se supo que los diputados pidieron a Villepin que no ceda al "chantaje", pero que "actúe" para mejorar la situación. Villepin, que ha impulsado el CPE personalmente y sin concertación con los sindicatos, pide ahora negociar. Pero los sindicatos ponen como condición previa al menos la suspensión del contrato. El CPE está destinado a los menores de 26 años y da la posibilidad de despedir al afectado sin ninguna justificación durante 24 meses.

COMO UNA HUELGA GENERAL La intransigencia del primer ministro, a pesar de la presión de la calle, ha llevado a los sindicatos a convocar huelgas y nuevas manifestaciones para el próximo martes. Una jornada de acción que tiene todas las características de una huelga general: desde ayer, los principales sindicatos de sectores como el transporte (ferroviario, urbano y aéreo) convocaron ya los paros respectivos.

El encuentro entre Villepin y los parlamentarios forma parte de la estrategia de comunicación del primer ministro. El mandatario hizo también una visita sorpresa a una delegación de la agencia para el empleo, donde se estaba celebrando una mesa redonda y en la que defendió los beneficios del CPE. El ministro de Economía, Thierry Breton, declaró que "ha llegado el tiempo de la adaptación y del diálogo".

"OBSTINACION INSENSATA" El senador socialista Jean Luc Melenchon avisó al Gobierno de que, si no cede, Francia vivirá un nuevo Mayo del 68, porque "los franceses rechazan una implantación sistemática del liberalismo". En la Asamblea Nacional fue el presidente del grupo socialista, Jean Marc, quien provocó un incidente al arremeter contra el primer ministro por su "obstinación insensata". También le aconsejó que "se trague su orgullo".

Mientras, varios miles de estudiantes de universidad e institutos se manifestaron de nuevo por París y otras ciudades. También se repitieron los enfrentamientos con los antidisturbios y por primera vez en la capital desfilaron los estudiantes contra el bloqueo de las universidades, porque quieren ir a clase aunque rechacen el CPE.