Otra amenaza, la de la violencia, se cierne sobre un Haití que está perdiendo la paciencia tantas veces puesta a prueba, hasta el punto de que la precaria estabilidad social puede estar a punto de romperse en forma de estallido violento. Debilitado hasta la extenuación por el terremoto del pasado enero y apuntillado ahora por la epidemia de cólera, el país vivió el lunes dos episodios de violencia contra las fuerzas de la ONU --a las que se culpa de introducir la enfermedad--, en dos ciudades distantes con un balance dos ciudadanos haitianos muertos y una treintena de heridos, entre ellos una decena de cascos azules nepalís.

El momento en el que se ha producido no es baladí. En poco más de una semana, el domingo 28 de noviembre, se celebrarán las elecciones presidenciales y legislativas donde el candidato avalado por el actual presidente, René Preval, parece partir con desventaja. Partiendo de la base de que los procesos electorales en Haití nunca han estado exentos de violencia ni de la amenaza de fraude, las particulares circunstancias de esta cita electoral, por otra parte crucial para la evolución del país, la convierten en un polvorín potencial.

El lunes, grupos de manifestantes atacaron a las tropas de Naciones Unidas en Cabo Haitiano, la segunda ciudad de la costa norte, e Hinche, en la región central, acusándoles de introducir el cólera en el país, hipótesis, por otra parte, que no cuenta con confirmación oficial.

"EN DEFENSA PROPIA" En Cabo Haitiano, manifestantes armados dispararon contra los cascos azules, que, a su vez, abrieron fuego "en defensa propia", según la misión de la ONU en Haití (MINUSTAH). En este contexto falleció un manifestante de 20 años, alcanzado por una bala en la espalda. En Hinche, cerca de 400 personas se manifestaron delante del cuartel de los cascos azules nepalís, que fueron atacados con piedras. Un joven haitiano falleció por arma de fuego aunque se desconocen las circunstancias de la muerte.

Las dos ciudades continuaban ayer paralizadas, con escuelas y comercios cerrados. Las barricadas levantadas con neumáticos incendiados daban cuenta del ambiente. Los manifestantes incendiaron también una comisaría de policía con agentes dentro. El sonido de disparos esporádicos fue una constante durante toda la jornada de ayer. "Es el caos", resumía un empresario de la localidad. La ONU atribuyó los incidentes a "agitadores" políticos que pretenden alterar el proceso electoral.

"La misión de Naciones Unidas en Haití reitera su compromiso con la policía haitiana para mantener el orden y la seguridad en el país para garantizar la continuación del proceso electoral y la reconstrucción", apunta la declaración oficial de la MINUSTAH, hecha pública ayer, que añade: "Las características de los acontecimientos llevan a creer que los incidentes tienen una motivación política con el objetivo de crear un clima de inseguridad en la víspera de las elecciones". La ONU también hizo un llamamiento a los ciudadanos: "Instamos a la población a permanecer vigilante y a no dejarse manipular por los enemigos de la estabilidad y la democracia en el país".

La situación en la capital, Puerto Príncipe, era ayer de normalidad aunque las autoridades vigilan la situación ante la posibilidad de un efecto contagio.

DESPLAZAMIENTO AL NORTE El ministro del Interior, Paul-Antoine Bien-Aimé, y el director general de la Policía de Haití, Mario Andrésol, se desplazaron al norte del país, foco de los principales incidentes, para supervisar in situ el control del estallido de violencia. Diversos analistas políticos del país caribeño coinciden en afirmar que se ciernen muchos interrogantes sobre la cita electoral, para muchos seriamente amenazada por la posibilidad nuevos incidentes.