El primer ministro iraquí, el shii Ibrahim Yafari, ordenó ayer abrir una investigación para esclarecer la muerte de más de mil peregrinos shiís que fallecieron el miércoles en Bagdad en una estampida humana provocada presuntamente por una falsa alarma de atentado suicida.

Los funerales por las víctimas, que en su mayoría fueron ancianos, mujeres y niños, se convirtieron en actos de protesta por la falta de medidas de seguridad del Gobierno. Miles de manifestantes se congregaron cerca del puente donde se produjo la tragedia. Hubo disparos, un muerto y siete heridos en los enfrentamientos protagonizados por soldados iraquís y partidarios del clérigo shií Moktada al Sadr.

El duelo de tres días decretado por el Gobierno no impidió que ayer se ejecutaran las tres primeras penas de muerte desde la caída del Sadam Husein.

El presidente del país, Jalal Talabani, pidió una investigación "honesta" para determinar "los errores" que hicieron posible "que el número de víctimas se duplicara". Las últimas cifras reveladas ayer por las autoridades fijan en 1.033 los muertos y en más de 800 los heridos.

Las peticiones de dimisión de los ministros de Interior y de Defensa proliferaron ayer por no haber desplegado las suficientes medidas de seguridad durante la peregrinación shií a la mezquita Musa al Kadim. El Gobierno mantiene que la estampida fue provocada por miembros de los grupos armados infiltrados en la procesión, que hicieron correr la voz sobre la presencia en medio de la multitud de un kamikaze, lo que provocó el pánico y la avalancha de personas en el puente.

BUZOS EN EL TIGRIS Ayer, equipos de buzos continuaban buscando más cadáveres en el Tigris, mientras decenas de iraquís se agolpaban en las puertas de los hospitales y en las morgues de Bagdad para identificar a sus familiares o localizar a los desaparecidos, cuyo número de momento se desconoce.

El primer ministro Yafari, que visitó ayer a algunos heridos en los hospitales, anunció que el Gobierno indemnizará con 1.700 euros a los familiares de cada víctima, y se comprometió a enviar al extranjero a aquellos heridos que requieran tratamiento médico especial. Jordania e Irán han ofrecido su ayuda al Gobierno iraquí que ayer recibió condolencias de Estados Unidos, de la Unión Europea y de las Naciones Unidas.

En los barrios shiís de Bagdad, como el popular Ciudad Sadr, se instalaron ayer decenas de tiendas funerarias, donde, según la tradición musulmana, los allegados dan el pésame a los familiares y rinden tributo a los fallecidos. El duelo se extendió también a las localidades shiís del sur del país. En Nayaf, una de las ciudades santas shiís donde los creyentes piden ser enterrados, recibieron sepultura más de un centenar de personas.

En cuanto a los tres reos iraquís ejecutados, fueron condenados a muerte en mayo por un tribunal de la localidad shií de Kut, al sur del país, después de ser declarados culpables del secuestro y asesinato de tres policías y de violación.

Tras el derrocamiento de Sadam Husein, en abril del 2003, la autoridad impuesta por EEUU suprimió la pena de muerte, pero el primer Gobierno de transición iraquí la restableció en junio del 2004.