Justicia para unos, un nuevo crimen para otros. Eran las 21.11 horas del martes hora local cuando el portavoz del Departamento de Correccionales de Virginia certificó la muerte de John Allen Muhammad, conocido como el francotirador de Washington, el hombre que durante tres angustiosas semanas de octubre del 2002 sembró de pánico y mantuvo paralizados a los habitantes de la capital estadounidense y sus alrededores.

Una combinación letal de pentotal de sodio, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio acabó con la vida de este veterano de la primera guerra del Golfo que terminó convirtiéndose en uno de los asesinos en serie más conocidos de los últimos tiempos, condenado a la pena capital por matar a sangre fría a 10 personas junto a un cómplice adolescente, su hijastro Lee Boyd Malvo, que se libró de la ejecución porque en el momento de los hechos era menor de edad, aunque pasará el resto de su vida en prisión.

Como si fuera una versión macabra del refrán popular dónde pone el ojo, pone la bala , Muhammad estuvo durante tres semanas disparando con un rifle semiautomático calibre 223 con mira telescópica de forma indiscriminada desde el maletero de un coche contra hombres, mujeres y niños, sin importar su edad, sexo o color de piel, y eligiendo todo tipo de lugares, desde paradas de autobuses y gasolineras hasta escuelas y centros comerciales de Washington, Virginia y Maryland.

NOTAS ESCRITAS Después de cometer los asesinatos, dejaba notas escritas a mano en las que se comparaba con Dios. Incluso llegó a pedir 10 millones de dólares a las autoridades para poner fin a su macabro plan. Hasta el último momento, sus abogados trataron de pedir clemencia alegando que Muhammad padecía una grave enfermedad mental. La clemencia nunca llegó y este exmilitar acabó siendo ejecutado horas antes de que los estadounidense se dispusieran a celebrar ayer el Día de los Veteranos. "Se acabó", afirmó Bob Meyers, hermano de una de las víctimas. "Pero aquí no hay ganadores y tampoco lo vamos a celebrar. Es un día triste para todos", añadió.