Barack Obama recibió ayer otro golpe, esta vez desde el Tribunal Supremo, que falló a favor de levantar las restricciones que impedían a las corporaciones desde hace dos décadas financiar campañas a favor o en contra de un candidato.

En cuanto supo la decisión del tribunal, por un ajustado resultado de cinco votos a favor y cuatro en contra, Obama lamentó que el Supremo haya dado "la luz verde a una nueva estampida de contribuciones de dinero por parte de grupos de presión en nuestra política".

Desde la Casa Blanca no dudaron en apuntar con el dedo a los principales beneficiados. "Esto constituye una gran victoria para las petroleras, los bancos de Wall Street y las compañías de seguros médicos", dijo Obama, que lleva varios meses poniendo en juego su prestigio político y el éxito de su presidencia para reformar el sistema sanitario y el financiero. "Aquí los que salen ganando son los intereses que maquinan a diario en Washington", añadió.