Bajo una incesante llovizna, el presidente ruso, Vladimir Putin, dio ayer en San Petersburgo la bienvenida a una cuarentena de líderes mundiales que se reunieron con motivo del tricentenario de su ciudad natal. En el primero de los tres días de encuentros y festividades, Putin presidió una cumbre de los líderes de la Comunidad de los Estados Independientes (CEI), que reunió a mandatarios de varias antiguas repúblicas soviéticas. Protegidos por unos 20.000 policías y varios centenares de agentes de servicios especiales, los presidentes de la CEI negociaron a bordo del crucero Silver Whisper.sobre la creación de un espacio económico común.

Hoy, sábado, se celebrará en el recién renovado palacio Konstantinovski, la cumbre Rusia-Unión Europea, a la que asistirán también líderes de los diez países candidatos a ingresar en la UE. El único ausente será el presidente español, José María Aznar, quien suspendió su viaje a San Petersburgo en el último momento debido al atentado en Navarra.

Según la presidencia rusa, en la reunión se hablará sobre las perspectivas de superar el marco actual de relaciones entre Rusia y la UE tras la ampliación. El Kremlin también intentará reanudar las negociaciones para que los ciudadanos rusos puedan viajar a los países de la UE sin presentar visados.

El tricentenario de San Petersburgo reunirá por primera vez a los líderes internacionales enfrentados por la crisis de Irak.