La erupción del volcán Merapi, en la isla indonesia de Java, ha causado ya 28 muertos y casi un centenar de heridos, según el último balance del Ministerio de Sanidad de Indonesia. La mayoría de los cadáveres recobrados están medio carbonizados, mientras que los heridos padecen problemas respiratorios y quemaduras. Entre las víctimas mortales se encuentran un bebé de tres meses, un periodista y el guardián espiritual de la montaña, el respetado Mbah Maridjan, que falleció mientras rezaba para apaciguar el volcán en su casa de la aldea de Kinahrejo, a unos cuatro kilómetros del cráter. Junto al guardián, de 83 años, y entre los restos de la vivienda, los equipos se rescate hallaron otras 14 víctimas mortales.

Las operaciones de búsqueda de supervivientes se centran hoy en Kinanhrejo y Turgo, al sur del cráter. "Estas dos poblaciones son las más dañadas por la ceniza incandescente del volcán", ha señalado el comandante Aloysius Pramono. Militares, agentes policiales y funcionarios civiles protegidos de la ceniza con mascarillas blancas se encargan de la evacuación en camiones del Ejército y otros vehículos.

UNOS 18.000 REFUGIADOS

Según el Ministerio de Sanidad, unas 18.000 personas se han refugiado en una docena de centros habilitados fuera del área de 10 kilómetros que rodea al volcán. Las autoridades comenzaron el lunes la evacuación de unas 40.000 personas, después de que los vulcanólogos elevasen el nivel de alerta al máximo.

Los expertos habían advertido de que la presión en el interior del volcán, uno de los más activos y peligrosos del mundo, había alcanzado un nivel peligroso y que se produciría una gran explosión si no se liberaba de forma gradual. Hace cuatro años, cuando el Merapi estalló por última vez, se produjeron dos muertos, un terremoto y una nube de ceniza incandescente y gas que envolvió la ciudad de Yakarta.