Las urnas se abrieron ayer para muchos expatriados iraquís. Un total de 280.000, distribuidos en 14 países, se inscribieron para poder depositar el voto hasta mañana. Esta cifra representa sólo el 25% del millón de iraquís a los que se permitía participar en los comicios desde el extranjero.

Desde Australia hasta Estados Unidos, pasando por varios países europeos y de Oriente Próximo, los iraquís de la diáspora, la mayoría exiliados durante la dictadura de Sadam Husein, se acercaron a los centros electorales para depositar su voto. Hubo poca participación, pero los electores tienen hasta mañana para ir a votar.

La Organización Internacional de Migraciones, encargada de dirigir el proceso en el exterior, dijo ayer que confiaba en que hubiera una alta participación. Por cuestiones horarias, los electores iraquís de Sydney fueron los primeros en votar, y lo celebraron bailando y cantando en las calles, mostrando el dedo índice manchado con tinta indeleble azul que prueba su paso por las urnas.

BLINDAJE En Irak, la campaña electoral acabó ayer y dio paso a las draconianas medidas que han de garantizar la seguridad en la jornada electoral. Desde hoy estará cerrado el aeropuerto internacional de Bagdad y todas las fronteras con los países limítrofes. También se ha ampliado el toque de queda, prohibido el tránsito entre las provincias y limitado la circulación de vehículos, sobre todo alrededor de los más de 5.000 centros electorales del país.

Soldados de EEUU animaron ayer a la población, a través de potentes altavoces instalados en sus blindados, a vencer el miedo y acudir en masa a las urnas, mientras aviones de combate sobrevolaban la capital.

JEFE DE OPERACIONES El Gobierno hizo lo propio al asegurar que está cerca de atrapar a Abú Musab al Zarqaui, jefe de Al Qaeda en Irak, tras anunciar la detención de tres de sus lugartenientes. Según las autoridades, uno de ellos, Abú Saif, era el jefe de operaciones del grupo en Bagdad y se había reunido con Zarqaui al menos tres veces en diciembre.

La violencia diaria acabó con la vida de cuatro civiles tras estallar un coche bomba suicida cerca de una comisaría en el barrio bagdadí de Dura. Varios colegios electorales fueron atacados. Tres soldados de EEUU murieron en un ataque de los rebeldes al oeste de la capital, otro al sur de Bagdad tras estallar una mina y un quinto, en combate.

A última hora de la tarde, un helicóptero de EEUU con dos tripulantes se estrelló al suroeste de Bagdad. Se desconocen las causas. Los insurgentes mataron a por lo menos siete soldados y un policía iraquí.