Cada vez que EEUU lo necesita, Bin Laden lanza un vídeo al mercado mediático. Ahora emerge desde las ruinas de la guerra la voz de Sadam. Cuando se complica la paz posconflicto y mueren más soldados de EEUU y británicos que durante la guerra, emerge un icono que permite centrar la atención. Es más fácil presentar la guerra que no es guerra como la caza y captura de la carta más importante de la baraja que reconocer que no era tan fácil reorganizar un país después de destruirlo.