En un intento de aplacar la ira de decenas de miles de ciudadanos iraquís que tienen a familiares retenidos en campos de internamiento de EEUU sin cargos desde el inicio de las hostilidades el pasado marzo, el administrador civil norteamericano de Irak, Paul Bremer, anunció ayer la liberación de 506 presos. Aunque la medida, según Bremer, pretende impulsar la "reconciliación" en el país, fuerzas políticas locales, como el Congreso Nacional Iraquí, de Ahmed Chalabi, ya se han manifestado en contra.

Bremer puso como condiciones que los afectados por las medidas de gracia no hayan cometido delitos de sangre, que se comprometan por escrito a renunciar a la lucha armada y que un líder tribal se responsabilice de su conducta tras la liberación.

TEMA TABU La suerte de los presos capturados por las tropas de EEUU durante la guerra y la posguerra constituye uno de los temas tabú en Irak. La agencia Reuters estima que las fuerzas ocupantes retienen a unos 9.000 presos en varios centros de internamiento repartidos por la geografía del país.

EEUU sostiene que respeta las Convenciones de Ginebra, que permiten a una potencia ocupante en un país extranjero retener a ciudadanos locales sin cargos en calidad de "detenidos por razones de seguridad". Sin embargo, las leyes internacionales sostienen que su estatus debe revisarse tras seis meses.

Los testimonios de quienes han pasado por centros de internamiento como el del aeropuerto de Bagdad relatan, que, pese a no sufrir torturas físicas, sus captores les someten a maltratos psicológicos como largos interrogatorios, les ponen poca comida y música muy alta.

SIGUE LA BUSQUEDA La medida de gracia no supone que EEUU dé por acabada la búsqueda de los principales dirigentes del depuesto régimen todavía en libertad. El portavoz militar de EEUU en Bagdad, Mark Kimmit, recordó que sus hombres todavía no han dado con el paradero de 12 de los integrantes de la célebre baraja de 56 responsables.