Apenas 24 horas después de presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU las pruebas que esgrime contra Irak, para vencer su oposición a la guerra, el presidente de Estados Unidos, George Bush, conminó a sus miembros a decidirse y a mantener la exigencia de desarme inmediato hecha a Bagdad en la resolución 1441, so pena de "consecuencias graves" si la incumple, para demostrar que "sus palabras significan algo".

Flanqueado por su secretario de Estado, Colin Powell, Bush recalcó que el 8 de noviembre, al aprobar la resolución 1441, que ordenaba el desarme a Irak, el Consejo "habló con autoridad y claridad". Una vez planteadas sus exigencias, "el Consejo no debe retrodecer", dijo el presidente, que volvió a repetir la larga lista de denuncias hechas el miércoles por Powell contra Irak, y advirtió que lo único que se puede esperar de Sadam son "concesiones vacías" y "maniobras de última hora para engañar".

El presidente reiteró que "dará la bienvenida y apoyará una nueva resolución que deje claro que el Consejo de Seguridad se mantiene en sus exigencias previas" a Irak, mientras sus diplomáticos confiaban ayer en que la presentación hecha por Powell ante la ONU lograrse convencer a los miembros del Consejo opuestos a la guerra.

"ALGUNAS ESQUINAS"

Horas antes, el secretario de Estado afirmó que "cada vez son más naciones las que van dándose cuenta de que esto no puede continuar así indefinidamente". En declaraciones ante el comité de relaciones exteriores del Senado, Powell se mostró optimista y aseguró que "el mundo ve (la crisis iraquí) cada vez más desde el punto de vista de Estados Unidos", aunque también reconoció que "puede haber algunas esquinas, alguna opinión minoritaria que no cree" las pruebas contra Irak.