El diputado conservador Andrew MacKay dejó el viernes Londres, rumbo a su distrito electoral de Bracknell, en la región de Yorkshire. Iba al matadero y lo sabía. En la sede local del partido, llena a rebosar, le esperaban 400 afiliados y en otro tiempo simpatizantes. Ahora estaban furiosos con él. MacKay, político experimentado, tenía un futuro prometedor con el actual líder, David Cameron, del que era consejero parlamentario hasta la semana pasada. Cameron le cesó fulminantemente cuando vio su lista de gastos.

El diputado había recibido 140.952 libras (160.308 euros) por la casa en la capital que comparte con su mujer, la también diputada Julie Kirkbride. Esta a su vez reclamó otras 141.779 libras por la vivienda que compró en su circunscripción. La pareja se estaba forrando, sin saltarse las reglas. "Es inaceptable", dijo David Cameron. Los votantes de Bracknell están de acuerdo. Entre abucheos y silbidos, el político buscó todas las excusas posibles para explicar lo inexplicable. "¡Márchate inmediatamente, eres un inmoral, no quiero que en el próximo parlamento me represente un ladrón!", gritaron algunos miembros de la audiencia en la tormentosa reunión a la que se prohibió el acceso a la prensa.

Durante este largo fin de semana, con un lunes festivo en Inglaterra, muchos parlamentarios van a pasar por el mismo trago de dar la cara ante su agrupación local. Son esos militantes los que al fin y al cabo deciden quién será su candidato en la próxima elección.

¿Quién verá terminada su carrera, quién sobrevivirá? La confusión es enorme estos días en el Parlamento británico, que vive su peor crisis del último siglo. El origen de la zozobra son las revelaciones que durante más de dos semanas ha ido filtrando The Daily Telegraph. Una exclusiva alabada por muchos y criticada por otros, que alegan una falta de ética en la forma de lograr la exclusiva periodística.

La disputa no parece inquietar a los propietarios del diario conservador, que saben mucho de cuentas. Sir David y sir Frederick Barclays son hermanos gemelos, viven en una isla privada en el canal de la Mancha y tienen su residencia fiscal en Mónaco. Ambos debieron calcular que era un buen negocio sacar la chequera y pagar por el disco digital, que contenía las facturas de los miembros del Parlamento durante los pasados cuatro años. No se equivocaron. La tirada del diario se ha incrementado en 87.000 copias, que vienen a sumarse a la media de 817.000 copias diarias registrada el mes de abril. Antes que el Telegraph comprara la información, por una cantidad que ahora se calcula ligeramente por debajo de las 100.000 libras (114.000 euros), otros diarios --The Sun y The Times -- habían rechazado el material. ¿Razones políticas, o les pareció demasiado dinero?

John Wick, antiguo oficial de las fuerzas especiales británicas SAS, reconoció ayer haber sido el intermediario en la venta. El disco digital, afirma, tiene cuatro millones de datos. De momento se han publicado los de 180 de los 646 miembros de la Cámara de los Comunes. Nadie sabe cuándo le llegará el turno, y hay muchos nervios. Tal y como están las cosas, las próximas facturas que sus señorías cargarán al erario público no serán de limpieza de piscinas o islas flotantes para patos, sino los honorarios del psiquiatra.

La tensión es "insoportable", ha advertido la conservadora Nadine Dorries. Algunos colegas "han empezado a hundirse y todo el mundo teme algún suicidio", cuenta.