Ellas toman su helado sentadas en el suelo del vagón del metro. Hablan de compras. La pelirroja, en un momento de descuido, deja caer unas gotitas sobre el suelo. Cerca de ella, una señora ve la mancha y la regaña. Le dice que el metro de la línea 4 es nuevo y tienen que cuidarlo como si fuera una criatura. "Esa es gente que cambia los automóviles todos los años: no les importa si los otros, que somos millones, viajamos como vacas", masculla. Se llama Cecilia, trabaja en el servicio doméstico y vive en Puente Alto. Ayer estaba de libranza.

Hasta hace tres semanas tomaba tres buses y se demoraba unas dos horas en llegar al centro. Desde que funciona la línea 4, tarda menos de 40 minutos. Cecilia dice que tiene una hora más de su vida para ella todos los días y por eso fue a agradecérselo al presidente, Ricardo Lagos, el día que dejó inaugurado el nuevo metro. La oposición acusó al presidente de hacerlo en plena campaña electoral para ayudar a la socialista Michel Bachelet, su heredera y favorita en las encuestas con vistas a los comicios del domingo.

Lagos goza en estos momentos de una popularidad del 75%. Hasta el empresariado, de raigambre pinochetista, ha hecho suya su figura. Sebastián Piñera, el candidato de Renovación Nacional (RN), la fuerza de derecha que, de acuerdo con los sondeos, disputaría la segunda vuelta con Bachelet, también pondera al jefe de Estado.

Piñera hizo sus primeros 100 millones de dólares durante el régimen de Augusto Pinochet, cuando introdujo el negocio de las tarjetas de crédito en Chile. Votó no en el plebiscito de 1988 que frenó las aspiraciones de perpetuidad del dictador, pero, al igual que otros magnates, siempre tuvo para el general palabras de agradecimiento.

Piñera hoy es dueño de Lan Chile, un canal de TV y una empresa constructora, entre otros muchos negocios. Su fortuna es de unos 1.000 millones de dólares (845 millones de euros).

El candidato de RN acaba de descubrir que, aunque en Chile se redujo la pobreza del 40% al 18%, la brecha entre ricos y pobres es abismal: el 20% de la población de escasos recursos recibe sólo el 3,9% del ingreso nacional. En cambio, el 20% del sector de altos ingresos capta el 59,5%. "Quiero un Chile más humano", prometió al cerrar su campaña en Puente Alto, cerca de donde vive Cecilia.

Calles sin propaganda

"Y seguro que lo va a lograr", opina Rafael, estudiante de teología que viaja en el vagón. Rafael dice que va a votarlo. A su lado, una mujer se sobresalta al escucharlo. Deja de leer Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, y dice: "Si gana, terminará de comprarse todo el país".

El metro llega a la plaza de Puente Alto, su última parada. Cecilia asciende por las escaleras, y encuentra una ciudad que ya ha limpiado la propaganda electoral de las calles. Mientras camina se cruza con un puesto de diarios. "En estos años corrimos la frontera de lo posible", asegura Lagos en una entrevista, y no sólo habla del metro. Muchos ya lo extrañan.