Ibrahim Yafari está cada día más aislado. El actual primer ministro iraquí en funciones, de confesión shií y líder del histórico partido Dawa, se ha convertido en uno de los principales escollos para formar el nuevo Gobierno. A la negativa de sunís y kurdos para que renueve su cargo, se ha unido ahora la de varios de sus socios en la Alianza Iraquí Unida (AIU), la coalición de partidos shiís que ganó las elecciones legislativas de diciembre. Yafari ha perdido también la confianza de la Administración de Washington.

Fuentes de la AIU mantienen que el 60% de los 123 diputados electos shiís desean ahora que Yafari abandone sus pretensiones de dirigir el primer Gabinete no provisional de la era post-Sadam. Así se lo pidió por primera vez públicamente un destacado miembro de la coalición. Pero el dirigente histórico del Dawa no está dispuesto a tirar la toalla, por lo menos de momento.

El líder shií hace valer la victoria que obtuvo el pasado febrero, cuando, en una votación interna, los parlamentarios de la AIU le renovaron la confianza. Eso sí, ganó por un solo voto a Adel Abdel Mehdi, el candidato del Consejo Supremo de la Revolución Islámica Iraquí (CSRII), y gracias al apoyo que recibió del clérigo radical shií Moktada al Sadr.

Pero desde entonces, Yafari no ha conseguido llegar a acuerdos con sunís y kurdos, lo que mantiene bloqueado el proceso político. La situación de preguerra civil que vive el país, tras el atentado del 22 de febrero contra la mezquita shií de Samarra, no hecho más que agravar la crisis. Todavía no ha sido designado el presidente del Parlamento, ni el Consejo Presidencial --formado por el jefe del Estado y los dos vicepresidentes--, el organismo que en última instancia debe nombrar al primer ministro para que forme Gobierno.

CAMPAÑA DE ACOSO Los partidarios de Yafari acusan a Washington de orquestar la campaña de acoso y derribo de su líder. Fuentes shiís aseguraron que el propio presidente de EEUU, George Bush, a través del embajador estadounidense en Irak, había pedido a Abdul Aziz al Hakim, máximo dirigente del CSRII, principal partido shií, y al muy influyente líder espiritual, el ayatolá Alí Sistani, que presionen a Yafari para que dé marcha atrás a su candidatura. EEUU desconfía de la alianza ente Yafari y Moktada al Sadr, éste último férreo defensor de la salida de las tropas extranjeras de Irak.

Pero Yafari no es el único obstáculo para avanzar en el proceso político. Shiís, sunís y kurdos deben repartirse el poder. Y, sin duda, el apartado más delicado en las tortuosas negociaciones es el que hace referencia a la seguridad de Estado, que ahora está en manos de los shiís.

24 MUERTOS Mientras los políticos discuten, en las calles la violencia se sigue cobrando la vida de decenas de personas. Ayer se contabilizaron al menos 24 muertos. Entre ellos, seis civiles shiís que fueron acribillados a balazos la noche del pasado viernes mientras viajaban en un minibús al noreste de Bagdad.