Lo que le faltaba al Líbano, un frente activo de yihadistas cercanos a Al Qaeda dispuesto a meter baza en el ya de por sí intrincado tablero en el que rivalizan multitud de confesiones, corrientes políticas, grupos armados y potencias extranjeras. Por segundo día consecutivo, el Ejército libanés trató de reducir a la milicia de extremistas sunís Al Fatá Al Islam (AFAI), acantonada en el campo de refugiados palestinos de Nahar al Bared, cerca de Trípoli. Pero sin potestad para entrar en el campo --en virtud del acuerdo de El Cairo de 1969 entre la OLP y el Líbano--, los bombardeos de la artillería y los tanques libaneses están demostrando ser insuficientes frente a las ametralladoras y las granadas de los milicianos que combaten desde el perímetro.

La peor parte se la llevaron ayer los civiles. Al menos nueve murieron y una veintena resultaron heridos. La cifra total de muertos en dos días es de 77, casi una treintena de ellos soldados libaneses. La situación en el campo, donde viven 40.000 de los 400.000 refugiados palestinos del Líbano, puede desencadenar en una catástrofe. El Ejército ha cortado el agua, la luz y el teléfono y "se están agotando la comida y las medicinas", según la portavoz de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, Hoda Samra. Tanto Cruz Roja como los imanes de Nahar al Bared pidieron ayer sin éxito un alto el fuego para evacuar heridos y apagar los incendios de los ataques.

CONDENA DE ABBAS El presidente palestino, Mahmud Abbás, condenó a AFAI y negó cualquier vínculo con la organización, nacida a finales del año pasado de una escisión de un grupo prosirio después de que Damasco liberara de prisión a su cabecilla. Además, dejó a criterio del Gobierno libanés la posibilidad de entrar a combatir en el campo.

El miedo que sobrevuela el Líbano es que la milicia, que inició las hostilidades el domingo, después de que el Ejército intentara arrestar a varios de sus miembros, sospechosos de robar un banco, cumpla la amenaza de "trasladar la batalla fuera de Trípoli si la situación continúa".

AFAI cuenta en sus filas con un centenar de guerrilleros árabes llegados del exterior, según el espionaje libanés, y tiene vínculos con grupos salafistas, como Asbat Al Ansar, implantados en otros campos palestinos. También parece tenerlos con el terrorismo internacional. Uno de los milicianos muertos el domingo, Sadam Al Hay Dib, había sido condenado en rebeldía por un tribunal libanés por planear un atentado contra dos trenes en Alemania el año pasado.

INCERTIDUMBRE El Gobierno de Beirut insiste en que Siria está detrás de AFAI y busca desestabilizar el país para impedir la creación del tribunal internacional. Damasco negó ayer toda relación con el grupo. Nadie tiene una respuesta. ¿Responde esta guerrilla a intereses sirios, es un embrión de Al Qaeda o sigue su propia agenda? Su líder, Shaker Al Absi, refugiado palestino, admitió en una entrevista al The New York Times su admiración por la organización de Bin Laden, y haber mantenido contactos con Abú Musa al Zarqaui.