Su cara lo dice todo, mucho más que sus palabras, temblorosas y siempre al borde del llanto. La excongresista y exdiplomática colombiana Yolanda Pulecio, madre de la secuestrada Ingrid Betancourt, en manos de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde el 2002, insistió el miércoles, junto a los familiares de otros secuestrados, en confiar la mediación con las FARC a Hugo Chávez.

--Así que vivió usted en España...

--Rambla de Catalunya, 103, en Barcelona. Tenía 15 años. Estuve con papá, mamá y mis hermanos. Estudié lo que más me gusta, arte, frente a la catedral. Finalmente, no ejercí porque me metí en política. Cuando regresé a Colombia y seguí estudiando pintura, encontré a los niños de la calle a la puerta de la universidad pidiendo limosna. Me dije: ´¿qué hago pintando mientras los niños se están muriendo de hambre?´

--Y creó el galardonado Albergue Infantil de Bogotá.

--Dejé todo y empecé a recoger niños. Era en mayo de 1958. Han pasado generaciones de niños, hoy tengo 350. Habré atendido a 15.000, 20.000... No sé. Por donde paso, me dicen de repente: ´¡Mamá!´ Son señores que veo viejitos y resulta que son niños que yo recogí.

--Usted fue también miss...

--...Bogotá. Pero lo que más me gustó de todo lo que hice en esta época es que fui reina del deporte nacional y conseguí el dinero para que, por primera vez, Colombia asistiera a unos Juegos Olímpicos. Alquilamos un avión y me fui con 40 deportistas. Fue muy emocionante, tengo unos recuerdos bellos. Después tuve a mis dos hijas y me dedique a ser mamá.

--¿Qué siente una madre al saber que su hija ha sido secuestrada?

--Entre sollozos Es lo peor que le puede pasar a una madre.

--¿Cómo evoluciona después ese sentimiento?

--El ánimo sube y baja. Vivo en la desesperación, pero no pierdo la esperanza. Con un Gobierno como el de Colombia, que engaña, que dice mentiras, que no ha hecho nada de verdad. Me han engañado tanto... Es una cosa muy dolorosa, se siente uno tan mal, tan utilizado, tan... Es lo más doloroso.

--Cinco largos años esperando.

--Cada vez que vamos acercándonos a una solución, el presidente Uribe rompe la posibilidad. Yo no creo para nada en él. Lo mejor que nos ha podido pasar es venir a ver al presidente de Venezuela, Hugo Chávez para que colaborara con nosotros. Es una persona muy honesta, creo que tiene un real interés humanitario. Tiene corazón, que es lo que no encuentro en el Gobierno ni en el presidente, que no tiene corazón ni alma y nos ha engañado todo el tiempo. Acabo de pedirle al presidente Chávez que siga con el proceso, que iba muy bien.

--En otro país sería diferente.

--El presidente Nicolas Sarkozy ha querido hacer todo; el presidente Hugo Chávez, también. Estoy segura de que en cualquier otro país, con una persona secuestrada como Ingrid, que fue senadora y candidata a la presidencia, se daría una negociación. A el presidente colombiano Uribe no le importa la paz; yo he pensado que la guerra es un gran negocio y por eso ahí siguen.

--Y las FARC retienen a una dirigente progresista.

--Sí, lo terrible es que las que la secuestran sean las personas que yo creía que tenían un interés especial por la lucha contra la corrupción. Esa fue la cuestión principal de la que se ocupó Ingrid: luchar contra la corrupción y hacer la paz.

--Ustedes son muy creyentes.

--Sí. Rezamos y pedimos a Dios que nos ayude. Tenemos un pacto de rezar los sábados las dos el rosario. Es la comunicación que tenemos.

--Teme la intervención del Ejército colombiano.

--Claro. Yo no quería las pruebas de vida. Me daba pánico que, como consecuencia de estas pruebas, se supiera donde está Ingrid.

--¿Se la imaginaba así?

--No sabía que estaba en esas condiciones, pero de alguna manera lo sabía. Porque las madres sabemos.

--La difusión de esa carta tan impresionante...

--...Me parece infame. No hay derecho. Cuando supe que había una carta de Ingrid fui a la fiscalía a pedir que me dieran el original. Y mire, mire estas fotocopias. Se ve que Ingrid había hecho como un cuadernito para mandármelo. Mire la letrica: la guerrilla debió darle poquitico papel y ella escribió chiquitico para decirme todo lo que me tenía que decir. Esa carta era para mí, sus niños, su hermana. No era para publicarla. Voy a poner una denuncia contra la fiscalía de Colombia.

--Y ahora, ¿quién la puede ayudar?

--Pido a la comunidad internacional que me ayude. Todos han visto la situación en que se encuentra mi hija en medio de la selva. Y así hay muchos más secuestrados, algunos que llevan 10 años. Por favor, ayúdennos, hablen de nosotras hasta que unos u otros estén obligados a hacer algo para liberarla.