José Luis Rodríguez Zapatero considera que el G-8, el club que engloba a los países más industrializados y poderosos, no puede hacer frente solo a la crisis internacional. El presidente del Gobierno se suma así a la petición hecha por la cancillera, Angela Merkel, para que sea el G-20 (el G-8, 12 países emergentes y consolidados, más Holanda y España de manera oficiosa) el que asuma la gobernabilidad mundial. Ese esquema tan reducido, nacido en los años 70, ha caducado, dijo el martes la líder conservadora.

Fuentes de la Moncloa explicaron ayer en L´Aquila que el jefe del Ejecutivo defiende que sea el G-20 el que siga tomando las decisiones necesarias para reformar el sistema financiero y económico. Sin la voluntad de las naciones emergentes como Indonesia, Arabia Saudí, Brasil o Suráfrica, será imposible salir del atolladero, aseguran. Especialmente, como dijo ayer Nicolas Sarkozy, cuando hay que hablar del impacto económico del cambio climático.

Aunque no ha sido tan explícito, el primer ministro italiano y anfitrión, Silvio Berlusconi, comparte la visión de Merkel y Zapatero, y ha convocado la reunión del G-8 más Plus conocida hasta el momento, con más de 30 jefes de Estado y de Gobierno. España participa como país por primera vez. En el 2002, José María Aznar acudió a la cumbre de Canadá como presidente de la UE. Dejó una perla para las hemerotecas: él y George Bush con los pies en la mesa y un puro en la mano.

SIN REGLAS DE JUEGO Después de haber conseguido participar en la primera reunión del G-20 tras el hundimiento de la economía, celebrada en noviembre en Washington, y en la segunda, celebrada en Londres en abril, Zapatero ha recibido la invitación para el G-8 de manos de un buen socio europeo, Italia.

Aunque quisiera, el Gobierno no podría pedir la inclusión en esos grupos. Estos clubs no tienen establecidas unas reglas como la UE, a la que un país puede adherirse tras cumplir unos requisitos. Por eso, el Ejecutivo se da por satisfecho con ser invitado. "La consolidación en estos foros (G-20 y Foro de Estabilidad Financiera) se está logrando con esfuerzo, discreción y humildad", dijo ayer un portavoz.

Y respecto a las voces que han surgido en los últimos días que piden la sustitución de Italia por España en el G-8, ni una palabra. Esas fuentes aseguran que Zapatero no sopesa la opción de sustituir al socio europeo; solo vería viable un G-8 ampliado.

La participación del presidente español se centra en la inauguración, esta mañana, del panel sobre seguridad alimentaria, en el que pedirá a los dirigentes que no recorten la ayuda contra el hambre.