Pese a que la cumbre que concluyó ayer en Bruselas ha sido considerada una de las más anodinas de la historia, José Luis Rodríguez Zapatero salió exultante del encuentro. El presidente celebró el compromiso expresado por los Veinticinco en materia de inmigración y de solidaridad con Africa, dos asuntos que España ha conseguido colocar en pocos meses en la agenda europea mediante una intensa ofensiva diplomática.

El mandatario español celebró como un "salto cualitativo" el documento de conclusiones del Consejo Europeo, en el que los líderes europeos elevan a "prioridad fundamental" el desarrollo del plan estratégico de la migración, aprobado en diciembre pasado, y aceptan el establecimiento de un diálogo "periódico y estructural" con Africa en materia de migración y cooperación. Este mecanismo incluye la convocatoria de una segunda cumbre euroafricana en Portugal, en el 2007, que dé continuidad a la que se celebrará en julio en Rabat a iniciativa hispano-marroquí.

AYUDA A ESPAÑA Zapatero destacó la repercusión que ha tenido el llamamiento de España para que la UE asuma como propio el problema de la inmigración, sobre todo, tras la avalancha de inmigrantes ilegales que ha debido afrontar Canarias en las últimas semanas. En ese sentido, informó de que 13 países han presentado ofertas de ayuda material y humana a Canarias. Además, Matti Vanhanen, primer ministro de Finlandia, país que tendrá la presidencia comunitaria en el segundo semestre del 2006, le expresó en un encuentro bilateral su compromiso de avanzar con decisión hacia una política común de migración.

El presidente también consiguió una mención específica a Argelia en el capítulo energético, que subraya la necesidad de intensificar las políticas de vecindad de la UE. El único país que se citaba en el borrador era Rusia, por lo que España dio batalla para que figurara el nombre de su principal suministrador de gas como receptor privilegiado de ayudas. Además logró que se reconozca la Alianza de Civilizaciones.