José Luis Rodríguez Zapatero hizo ayer una encendida defensa de la Constitución europea pese a la victoria del no en los referendos de Francia y Holanda. El presidente del Gobierno consideró que, en vez de modificar el texto de la Carta Magna, lo que se impone en esta crisis es un cambio en las políticas comunitarias y nacionales que tenga en cuenta el factor social y ciudadano.

Zapatero insistió en la necesidad de que el calendario de ratificaciones continúe su curso. Sin embargo, planteó que en las futuras decisiones que deban adoptar todos los países de la UE se siga un método homogéneo y no, como ha sucedido en el proceso actual, que cada país aplique una vía de ratificación diferente --parlamentaria o de consulta popular-- y en fechas distintas. Recordó al respecto que en el Consejo Europeo que acordó la Constitución, él apoyó la propuesta de que se celebrara un referendo único en toda la UE. Tras el fracaso de esa iniciativa, Zapatero decidió que España fuese el primer país en celebrar una consulta popular. El presidente hizo estas consideraciones en un encuentro informal con periodistas en el Congreso de los Diputados, un día después de que los holandeses rechazaran de manera apabullante en referendo la Carta Magna europea.

LIBERALISMO Según explicaron con posterioridad fuentes gubernamentales, Zapatero opina que los dos rechazos que ha cosechado en los últimos días el Tratado responden, en gran medida, a la preocupación de numerosos ciudadanos por la presión del liberalismo económico --caso francés-- o al temor de que la UE perjudique los avances en materia de ciudadanía, como ocurre en el caso de muchos holandeses, que pretenden salvaguardar, frente a posibles intromisiones de Bruselas, su espíritu tradicionalmente vanguardista y liberal.

REVISION DE ADHESIONES En otra lectura sobre el nuevo escenario que se abre, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, consideró inevitable que los resultados de Francia y Holanda obliguen a una reflexión sobre las próximas ampliaciones de la UE. Muy en concreto, sobre los previstos y muy polémicos ingresos de Turquía y de Croacia.

Para Moratinos, uno de los factores que han podido influir en el triunfo del no es la rapidez con que se ha decidido realizar la ampliación comunitaria, porque "ha creado muchos miedos e interrogantes". Recordó que una situación similar se produjo cuando España y Portugal ingresaron en la CEE, en 1996.