Los jefes de Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, presentaron ayer a sus respectivos países como modelos para la Alianza de Civilizaciones. Zapatero puso como ejemplo la reacción pacífica de los españoles a los atentados del 11-M, pese a la "incitación a la venganza que algunos alimentaron". "No hubo ni un solo acto de xenofobia", dijo. Erdogan citó el laicismo constitucional y el respeto a los derechos humanos en su país, soslayando las críticas por la situación de la minoría kurda, y aseguró que el ingreso de Turquía en la Unión Europea será "la mejor manera de acallar el choque de civilizaciones".

Ambos presidieron en Estambul, junto al secretario general de la ONU, Kofi Annan, el acto de clausura del grupo de alto nivel que durante un año ha preparado un paquete de propuestas para el desarrollo de la Alianza. El documento no contiene referencias al laicismo y, en cambio, exalta las religiones: les reconoce un papel relevante en la sociedad, culpa a la "política secular" de las grandes tragedias de la humanidad e insta a los Gobiernos a promover en los colegios el conocimiento de otras confesiones.

TENTACION En su intervención durante la ceremonia, Zapatero definió la Alianza como un "gran espacio que reducirá la tentación de quienes recurren fácilmente a la guerra". "Demasiado fácilmente", subrayó. Aunque no mencionó nombres, resultó evidente la alusión al presidente de EEUU, George Bush, y sus aliados en la guerra de Irak.

El documento menciona este conflicto, el de Afganistán y, muy en particular, el de Oriente Próximo, como acciones que alimentan la percepción negativa que muchos musulmanes tienen de Occidente. Para Zapatero, la guerra no se justifica ni siquiera con el argumento de defender los valores.

Las propuestas del grupo de alto nivel se engloban en cuatro áreas: educación, juventud, migración y medios de comunicación. En todas se plantean medidas para fomentar el conocimiento mutuo entre Occidente y el islam, ya sea desde instancias oficiales o mediante el apoyo de instituciones privadas. Las recomendaciones van precedidas de una amplia introducción con reproches tanto a Occidente como a los intentos modernizadores por relegar la religión a un segundo plano, y algunas críticas a la falta de "espacios de pluralismo" en el mundo musulmán. Annan hizo un llamamiento a los países para que "hagan suyo" el proyecto.